Masoud Shojaei está viviendo días de vino y rosas, dos de los productos por los que es conocida su ciudad de origen, Shiraz. Su fantástica diana al Atlético, reproducida una y otra vez en los portales electrónicos dedicados al fútbol iraní -uno de ellos tituló de manera atrevida con un «Masoud tiene a España a sus pies»-, también fue reconocida como gol de la jornada en los elitistas programas deportivos nocturnos, más proclives a vanagloriar a las grandes figuras mediáticas.

Y es que el futbolista rojillo explotó al máximo sus cualidades en el Calderón, firmando la mejor actuación de una temporada que debía ser de aclimatación pero que, dada la marcha de su escuadra, le ha obligado a ponerse las pilas en un cursillo acelerado de cómo desenvolverse en el fútbol europeo sin perder su propia idiosincrasia.

Ha pasado de villano a héroe a la misma velocidad que al equipo se le consideraba desahuciado al final de la primera vuelta y ahora con grandes posibilidades de salvarse de la quema. El balón que perdió ante Messi en la jugada que luego supuso el 2-3 definitivo le puso a los cascos de los caballos, si bien Camacho nunca dejó de confiar en él y defenderlo ante las críticas de los medios.

Reubicación

Esa creencia en las posibilidades del jugador y su reubicación en el terreno de juego han propiciado los frutos. No parecía de recibo que un futbolista que se caracteriza por arriesgar mucho el balón -a veces demasiado- se desenvolviera en parcelas del campo más bien cercanas a la propia área.

El que ahora se maneje en la punta de lanza del conjunto, lo que ha obligado a Pandiani a retroceder unos metros su posición, posibilita que sus cualidades técnicas sean aprovechadas para gestar mayor peligro en las inmediaciones de la portería rival y sus pérdidas de balón resultan menos problemáticas para el resto de los compañeros.

Para bajarle de la nube en la que en estos momentos debe estar subido, su técnico ya le mandó un recado tras finalizar el choque contra los colchoneros. «Esto es un equipo, unos meten los goles y otros los fabrican. Masoud ha hecho un partidazo y ha metido un golazo, pero contra el Sporting, por ejemplo, se plantó solo y lo falló».

Haría bien el nuevo Karimi, como así lo denominan en Irán por su facilidad para el dribbling, en tomar buena nota de las recomendaciones de su actual entrenador. Lo peor que le podría pasar es que la fama se le subiera a la cabeza precisamente cuando la escuadra navarra más necesita de su destreza y habilidades.