Koldo AKORDARREMENTERIA

El sol atizó con dureza durante toda la mañana la llanada alavesa en un día marcado en rojo por los miles de usuarios que día tras día se ven en la obligación de viajar entre Gasteiz y el Alto Deba, o viceversa. La AP-1 es ya una realidad, y desde ahora miles de conductores van a poder suprimir de su habitual trayecto dos puertos que no se han caracterizado nunca por su seguridad, ni por su fluidez: Arlaban y Leintz-Gatzaga.

Eran las 14.00 -la autopista fue inaugurada dos horas antes- y en ese instante eran decenas los automóviles, autobuses y camiones que se disponían a estrenar la nueva carretera. Los usuarios que salían desde Gasteiz, dirección Durango, se desviaban en Luku hacia el peaje de la salida 10, con la firme intención de probar in situ la nueva vía, un nexo dispuesto a marcar mejores lazos entre Guipuzcoa y Araba.

Pero para sorpresa de los conductores, los miñones, colocados en todas las posibles salidas de la nueva carretera, informaban a los usuarios de que la carretera aún no estaba abierta al tráfico: «Hasta que no se quiten los conos no se podrá pasar por aquí. No sabemos cual es la causa, pero no se puede pasar», decían. Con cierta desilusión, y algo de resquemor, los automovilistas enfilaban de nuevo el trayecto de siempre hacia Gipuzkoa. Eso sí, con el firme pensamiento de que esa iba a ser la última vez -siempre y cuando estén por la labor de pagar el correspondiente peaje a partir de junio-.

Los ininterrumpidos retrasos en la conclusión de las obras -inicialmente estaba previsto abrir la carretera al completo para el 2007- no dejaron de ser protagonistas ni en el día de su estreno. A las 12 del mediodía, tal y como estaba previsto, se hizo el protocolario acto de inauguración, al que únicamente tuvieron acceso los periodistas. Sin embargo la apertura total del tramo se retrasó -sin dar ninguna razón oficial al respecto- hasta primeras horas de la tarde, y hasta las 17.30 el tráfico no fue fluido.

El tramo recién inaugurado tiene una longitud de 17 kilómetros. Pero para eso ha sido necesaria la construcción de 8 viaductos (Marín, Zarimutz, Mazmela, Uztarreta, Apotzaga, Santa Engracia, Bentabarri y Luko) y tres túneles (Luko, Zarimutz e Isuskiza). Justo este último, el de Isuskiza, es uno de los mayores focos de atención de la obra, por haberse convertido en el túnel más largo de Euskal Herria.

Esta perforación tiene 3,5 kilómetros, consta de dos carriles en cada dirección y tendrá unas grandes medidas de seguridad. Estará continuamente vigilado por 80 cámaras de vídeo en circuito cerrado, pero las medidas van más allá, ya que contará con un alumbrado diseñado especialmente para el túnel, un equipo de ventilación puntero, 140 equipos de señalización, 250 altavoces y un túnel de evacuación, por cualquier incidente que pueda suceder.

Dos puertos agónicos

Pero, ¿cómo afectará esta mastodóntica obra al usuario habitual? Tomando como referencia el campus universitario de Gasteiz la comparativa es más que clara. Las opciones que había antes para acceder al Debagoeina desde Araba eran dos; Arlaban o Gatzaga. El primero es un puerto mucho más cómodo que su hermano de Leintz; tiene una pendiente más reducida, y sus curvas son amplias. Sin embargo, esa circunstancia ha hecho que siempre haya sido un puerto plagado de tráfico pesado, como lazo de unión entre el cinturón industrial de Debagoiena y la llanada alavesa. Eso ha ralentizado mucho el tráfico, y los usuarios han optado siempre por utilizar el abrupto puerto de Leintz. Peor el remedio que la enfermedad.

Y es que Leintz, con unas rampas que llegan al 19,2% y unas curvas realmente peligrosas, ha sido más un parche que una solución para los usuarios de la zona. «Igual se va más rápido que por Arlaban, pero el coche sufre mucho más. Frenas con más intensidad, las curvas gastan los amortiguadores y los acelerones entre segunda y tercera son criminales para el motor», nos dice un comercial que suele realizar con asiduidad el trayecto entre Gasteiz y Arrasate. Sobre la autopista, «de momento lo valoro positivamente, pero habrá que ver cómo arreglan el tema del peaje social, porque ahí puede estar una de las claves en el uso de la nueva vía», añadió.

Diferencias reales

Haciendo cálculos con cuenta-kilómetros y cronómetro en mano, las conclusiones también son clarificadoras. Partiendo del campus de Gasteiz, y transitando por Arlaban, la distancia era de 31 kilómetros y el tiempo empleado, de unos 35 minutos. Por Gatzaga el kilometraje descendía a 29, y el tiempo a 32 minutos aproximadamente. Con la AP-1, las distancias se han acortado de un modo vertiginoso hasta los 24 kilómetros de distancia física y entre 20-25 minutos menos el tiempo empleado en realizar el trayecto.

Pero la verdadera diferencia, y es algo en lo que coinciden casi todos los conductores es que por encima de la variable económica, «está la comodidad. Para saber si sale más rentable o no, tendrá que pasar tiempo. Analizar el consumo de combustible, el peaje, y compararlo con los gastos que teníamos antes. Pero yo, aún teniendo que pagar un poco más, prefiero ir siempre por autopista. Tú tienes tu carril, nadie te molesta, y vas casi recto hasta tu destino. No hay más», comenta un conductor de autobuses que realiza el tramo Gasteiz-Eibar varias veces por semana.

Será un gran alivio para los conductores que han tenido que sufrir constantemente las zigzagueantes rampas de Arlaban o Leintz. Pero como en todo, lo que puede parecer una relajante sensación para sus cuerpos, quizá no lo sea tanto para sus bolsillos. Aunque aún no se haya confirmado de manera oficial, parece que el peaje entre Eibar y Gasteiz costará unos 4,5 euros. Un precio razonable para unos, excesivo para otros. Ahora será elección de cada uno decidir qué vía tomar.