Se llama «botón del pánico» y es una ventana que permanece abierta en el escritorio de los ordenadores de los centros de salud por si un médico, enfermero o cualquier profesional de Osakidetza necesita lanzar un SOS al resto de compañeros.

Cuando se pulsa el «botón del pánico» desde una consulta, el resto de ordenadores reciben la alarma y saben en qué lugar hay un problema con un paciente violento. Entonces, acuden en su ayuda.

Gipuzkoa ha sido el primer territorio en usar este dispositivo, que hace unos días ha llegado también a Araba. En la comarca del Gran Bilbao están estudiando seguir los mismos pasos.

A Alfonso Casi, responsable del Centro de Salud Lakuabizkarra, de Gasteiz, la medida le parece «suficiente» para prevenir agresiones y no ve necesario que se tengan que contratar guardas jurados en los centros de salud. «Si alguien va armado a una consulta, ahí no hay nada que hacer aunque haya guardas jurados», advierte.

El último informe del Colegio Oficial de Médicos de Araba cuantifica en un 3% anual el incremento de las agresiones a facultativos en la red de Osakidetza en los últimos 20 años.

Para Carmen Vide, responsable de Salud Laboral del Sindicato de Enfermería SATSE, las enfermeras y el personal de ambulancia son los dos colectivos que más riesgo corren, más que los facultativos, «porque estamos en primera fila». Vide aplaude el paso dado por Osakidetza y aconseja que se dé un salto más y se introduzca la figura del «comunicador». Se trataría de que «personal sanitario con capacidad comunicativa atienda a los familiares de pacientes durante las esperas quirúrgicas muy largas y en las urgencias, para informar a estas personas, de forma que se rebajen los niveles de ansiedad».