Ekaitz Sirvent Auzmendi, detenido el viernes en París permanecía ayer incomunicado en manos de la Policía francesa, que no aclaró oficialmente cuál es la acusación que pesa sobre el vecino de Zarautz.

El Ministerio español de Interior -que, como es habitual en estos casos, no respeta el secreto de la instrucción que llevan a cabo las autoridades francesas- afirmó el mismo viernes que la detención tuvo lugar cuando Sirvent llegaba a la estación de ferrocarril de Montparnasse, procedente de Burdeos, ante la posibilidad de que, debido a la gran afluencia de gente que se registraba en los andenes, pudiera eludir el control policial.

Ekaitz Sirvent, nacido en Ordizia en 1979, era buscado por las FSE españolas por su presunta integración en ETA desde setiembre de 2002, tras una operación contra el comando «Zelatun». Fuentes de la lucha contra ETA en Madrid indicaron a la agencia Efe que formó parte de un «comando satélite» relacionado con el primero.

El ministerio dirigido por Alfredo Pérez Rubalcaba también difundió que el joven «se encontraba actualmente encuadrado en el aparato de falsificación de ETA, dentro de la logística operativa de la banda, en su estructura militar».

Las mismas fuentes españolas añadieron ayer que, cuando la Policía francesa procedió a detenerle en Montparnasse, «en un primer momento intentó hacer uso del arma que portaba en la cintura, la cual fue neutralizada por la intervención de los agentes que le inmovilizaron inmediatamente».

El jueves no se informó sobre esas circunstancias, aunque algunos medios sí afirmaron que el presunto militante de ETA iba armado con un revólver Magnum 357.

La Policía española, que aseguró que seguía a Sirvent desde Burdeos ya que le vigilaba desde hacía un mes, también dijo que transportaba un ordenador portátil, varios discos duros, ocho memorias USB «repletas de información», así como gran número de documentos de identidad españoles y franceses falsificados.