Este mes de abril se cumple el vigésimo aniversario desde que el Estado español puso en marcha, de forma masiva, la política de dispersión de los presos políticos vascos. Con este motivo, Etxerat puso en marcha ayer una campaña de seis días para denunciar el «sufrimiento» que esta práctica les ha supuesto tanto a los presos como a sus familiares y amigos.

«Este triste aniversario nos recuerda que llevamos dos décadas recorriendo miles y miles de kilómetros para visitar a nuestros familiares, amigas y amigos. Algunas de las personas aquí presentes vivimos aquel momento. Otras no tenían edad suficiente para darse cuenta, pero llevan toda su vida sufriendo la dispersión». Con estas palabras comenzó Miguel Angel Olaiz una rueda de prensa que medio centenar de familiares de presos dieron ayer en la Plaza del Castillo, en Iruñea, para dar a conocer los actos organizados.

En nombre de los asistentes, Miguel Angel Olaiz y Susana Ubani afirmaron que la dispersión es «una política cruel que no ha acarreado más que sufrimiento» y que su objetivo es «aniquilar a los presos políticos como personas y como militantes, a la vez que trata de desgastar a sus familiares y amistrades de todas las formas posibles».

«Busca debilitarnos física, sicológica y económicamente, además de ser un chantaje inaceptable -agregaron- que pretende hipotecar el futuro de Euskal Herria».

Como datos más significativos de las consecuencias de la dispersión, informaron de que en estos veinte años han muerto 21 presos políticos vascos en las cárceles españolas y francesas, entre los que figuran los navarros Kotto Altzuguren y Peio Mariñelarena. Además, en estas dos décadas se han contabilizado 267 accidentes graves de familiares y amigos en los trayectos semanlaes a las cárceles, que han causado la muerte de 16 personas cuando se dirigían o regresaban de realizar la visita. Entre ellas citaron a dos vecinas: Sara Fernández (Iruñea) y Karmele Solaguren (Barañain).

«Han conseguido hacernos sufrir, sin duda, pero la dispersión ha fracasado en sus objetivos. No han conseguido que dejemos de hacerles llegar nuestro cariño, ni tampoco han conseguido hacernos callar en la denuncia de esta criminal política», señalaron Olaiz y Ubani.

También constataron que la dispersión diseñada por los estados francés y español ha sido rechazada «a nivel mundial», y recordaron que diversos organismos internacionales, como la ONU, «han reprobado esta herramienta represiva».

No obstante, señalaron que ambos estados, «al no ver cumplidos sus objetivos, han optado por endurecer su estrategia». Como ejemplos, apuntaron la puesta en marcha de la cadena perpetua bajo el eufemismo de «sentencia Nº 197/2006» y la negativa a liberar a las personas presas que padecen enfermedades graves e incurables.

Actos organizados

En Nafarroa, la campaña comenzará hoy en diversas localidades de la Ribera, el viernes se centrará en Sakana y Lekunberri y el sábado en Otsagabia, Lesaka y Bera. El acto principal será mañana y consistirá en una manifestación que unirá el barrio de Donibane y Barañain, en recuerdo a las dos familiares que murieron a causa de la dispersión.

En lo que se refiere a Gipuzkoa, mañana a las 16.30 saldrá una caravana de coches desde Ikaztegieta y recorrerá toda la comarca de Tolosaldea, para finalizar con un acto político en Villabona a las 20.00.

Otros actos principales se celebrarán hoy en Santurtzi, el viernes en Donibane Garazi y el sábado en Donostia.

Por otro lado, 75 personas se concentraron ayer en Berriozar a favor de los presos, y otras cien lo hicieron en la Plaza del Arriaga de Bilbo.

Testimonio | Garazi BARANDALLA

«La dispersión quiere crear un muro entre el preso y la familia»

«Yo tenía un año cuando detuvieron a mi padre y ahora tengo veinte, los mismos años que la dispersión.

Mi padre sigue preso. En todo este tiempo he podido ver y sentir en mi propia piel lo que significa la dispersión. Para mí, a veces cansancio, otras veces miedo, sobre todo cuando el día de visita mi madre iba sola. Tenía miedo de que le pasara algo.

Otras veces he sentido rabia porque después de un viaje tan largo apenas me daba tiempo para disfrutar de mi padre como necesitaba.

Conforme he ido creciendo, he ido viendo el gran muro que la dispersión quiere crear entre el preso y su familia, entre el preso y sus amigos, entre el preso y su pueblo. Y también he ido viendo cómo ese aislamiento favorece el que sus derechos, hasta los más elementales, sean violados. Yo lo sé porque mi padre está enfermo para el resto de su vida y le están negando la libertad.

Yo quiero ser una de las personas que durante toda esta semana recorra Nafarroa denunciando la dispersión y diciendo a la sociedad que nosotros, con visitas, con cartas, con nuestros testimonios, somos los únicos que podemos hacerle un boquete al muro de la dispersión, y que seguro que entre todos lo conseguiremos».