Liga de Campeones
El orgullo red estuvo cerca de superar lo de Estambul
El Liverpool, que ganaba 0-2 para la media hora de juego, vio como el Chelsea le remontó el partido 3-2, pero tuvo la fe de volver a ponerse a un gol del pase.
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ
Como parecía cantado tras los resultados de los partidos de ida jugados la semana pasada, Barcelona y Chelsea jugarán la primera de las semifinales de la Liga de Campeones. No obstante, tanto londinenses como catalanes tuvieron que sufrir lo suyo ante dos históricos que apelaron a su casta y al orgullo de su historia para no darse por rendidos en ningún momento.
Especialmente reseñable fue el espectáculo que ofrecieron Chelsea y Liverpool en un choque de esos de guardar en la videoteca. Y es que, a uno no se le ocurre una forma más digna de caer eliminado de la elegida ayer por los de Anfield. Con un 1-3 en la ida y sin poder contar con su capitán y alma Steven Gerrard, los reds dieron una lección de pundonor, llegando a silenciar Stanford Bridge hasta en dos ocasiones.
Fabio Aurelio, sorprendiendo a Cech en una falta lejana y Xabi Alonso, convirtiendo un penalti cometido sobre él, adelantaron 0-2 a los de Liverpool en media hora ante un Chelsea acongojado. Drogba se echó entonces al Chelsea a la espalda y, aprovechando el fallo de Reina que se marcó en propia puerta, un golazo de Alex de falta directa y la llegada de Lampard, dieron la vuelta al partido, poniendo por delante a los blues para el minuto 75. Cualquier otro equipo hubiera bajado los brazos, pero eso es lo último para el Liverpool y trató de emular la remontada que les dio su quinta Copa de Europa en Estambul ante el Milan. Dos goles de Leiva y Kuyt en tres minutos dejaron la gesta a un gol, pero Lampard cerró un partido espectacular con el empate (4-4) con un rival volcado.
El Barcelona, más cómodo
El Barcelona tuvo que sufrir mucho menos en su visita a Múnich, a pesar de que el Bayern también estuvo a la altura. Comenzaron fuerte los de Klinsmann, embotellando en su área a un Barcelona que reservó a Henry y Márquez de inicio.
Poco a poco, el Barcelona impuso su calidad para hacerse con el control e hizo inútil el tanto de Ribery, igualado relativamente pronto por Keita.