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Gloria Latasa Geógrafa / gloriameteo@hotmail.com

Cinco días y cuatro estaciones

Sus inviernos son fríos y sus veranos calurosos y secos. Sin embargo, las características orográficas de su territorio alteran los valores propios de su clima, mediterráneo continentalizado, e imponen una variada gama de ambientes climáticos. Éstos van desde la extrema aridez de las tierras centrales del Ebro, hasta las nieves permanentes de las cumbres más elevadas del Pirineo, pasando por la amplia sucesión de matices intermedios que producen la altitud, la orientación o la compartimentación del relieve. Así es como se define el clima de Aragón.

Lejos queda el día en que, en uno de esos ambientes climáticos más propicios, el de los Mallos de Riglos, encontramos escalando la Visera a Iker y Eneko Pou, «huyendo» del frío glaciar que les había sacado de las paredes del Circo de Gavarnie. Y más lejos queda el día en que, conocedoras del «secreto» de los escaladores, buscamos como destino para hacer senderismo esta Semana Santa este territorio que nos garantizaba la posibilidad de un tiempo «más bonito».

Y hemos podido caminar, incluso disfrutar del sol, pero hemos vivido cinco días y cuatro estaciones. La realidad ha sido que, aun a pesar de haber estado en una zona «protegida», nos ha llovido, nos ha nevado, ha hecho muchísimo viento y ha sido fuerte la sensación de frío.

Y hemos aprendido que en la zona, además de soplar el Cierzo, hay un viento local, el Alanies, que llega del noreste y que sopla todos los días desde las seis de la mañana hasta las doce del mediodía. Y que, cuando llueve mucho, los Mallos se llenan de enormes cascadas. Y que ni para una simple mañanera puede uno permitirse el lujo de salir al monte sin llevar en la mochila un mínimo equipo.

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