Movimiento popular en las colonias francesas
Las promesas se estancan y el debate antillano arranca con motor diesel
Los llamados «estados generales» o foro de debate sobre la situación en las Antillas bajo soberanía francesa se han puesto en marcha sin grandes perspectivas de éxito. La gran cumbre con la que Nicolas Sarkozy trató de poner una venda a la herida social en las islas estará marcada por las ausencias y las dilaciones. A la silla vacía del jefe del Estado, que había prometido acudir a la inauguración en Guadalupe, hay que sumar el boicot de los movimientos insulares.
Maite UBIRIA | BAIONA
¿Qué ocurre actualmente en las Antillas? Difícil saberlo sin tener el cuenta el testimonio directo de los protagonistas del movimiento de huelga más interesante de los últimos años en los que Francia denomina sus «Territorios de Ultramar».
Los medios parisinos se sumaron con retraso al relato de un movimiento de contestación que se prolongó ininterrumpidamente entre el 24-25 de febrero y el 6 de marzo. Una vez clausurada la huelga general, gracias al acuerdo suscrito entre los interlocutores sociales antillanos y el Estado, no han vuelto a mostrar interés por lo que sucede, ciertamente, a miles de kilómetros del Hexágono.
Esta semana, las islas han vuelto a entrar en la agenda política. En la noche del martes se abrieron las reuniones preparatorias del debate general sobre Ultramar en el que se deben abordar los problemas más candentes en esos territorios. Eso sí, luego será el Estado francés quien decida qué uso dar a esa «tormenta de ideas».
Inicialmente, la síntesis del proceso se anunciaba para finales de junio o principios de julio. Hoy el Elíseo baraja retrasar las conclusiones a setiembre.
Cónclave a la medida
Sarkozy convocó este cónclave a mediados de febrero, en un intento de demostrar liderazgo en relación a una crisis que, sumada a la desaceleración general, le ha situado en las cifras más bajas de popularidad.
Presentado como «el proceso de debate más importante realizada nunca en Ultramar», este cónclave no podía empezar con peor pie. Apenas medio centenar de agentes tomaron parte en las dos reuniones sectoriales celebradas en Guadalupe.
Los debates preparatorios en Martinica comenzaron ayer, nuevamente bajo el signo de las ausencias, y luego vendrán los de Guyana y Reunión, hasta llegar a la cumbre en la Metrópoli, el próximo miércoles, donde se lanzará oficialmente el proceso.
Durante este debate se hablará básicamente de administración económica, pero también debería abrirse un hueco en la agenda la cuestión del estatus político de unos territorios en los que la experiencia departamentalista inaugurada en 1946 no ha dado buenos resultados.
Las crecientes «excepciones» que el Gobierno de París ha introducido en los acuerdos alcanzados con el movimiento social antillano hace un mes ha lastrado este debate. De hecho, los dos principales protagonistas de una huelga general que se prolongó durante 44 días en el caso de Guadalupe y de 38 en el caso de Martinica no acudirán al encuentro promovido por el Estado. Tampoco lo hará el movimiento reunionés Cospar.
Para el líder del LKP guadalupeño «es evidente que el resultado del debate ha sido decidido de antemano» por París. Esa idea es compartida por el Colectivo del 5 de febrero, que guió la protesta popular en Martinica.
La ministra francesa de Interior, Michèle Alliot-Marie, ha denunciado esa «política de la silla vacía» para reprochar «falta de responsabilidad» a los líderes de la protesta social.
La ministra no extendió sus reproches al gran ausente: el promotor del foro, que prometió acudir este mes a Guadalupe.
Por su parte, el secretario de Estado para Ultramar, Yves Jégo, restaba importancia al inicio más bien apagado del debate. «Ha sido el arranque de un motor diesel, un poco lento, pero luego cogerá ritmo», aseguraba el funcionario que primero pactó, luego negó haberlo hecho y, después -con un sindicalista muerto en las calles-, asumió el acuerdo con los sindicatos.
Por ceñirnos a su ejemplo del carburante cabe recordar que el gasoil se paga hoy en las islas uno o dos céntimos más barato que en el Hexágono. Un avance. Aunque, «a velocidad diesel».
La crisis antillana, sumada a la caída global de la actividad económica hexagonal, coloca a Sarkozy ante el espejo más aborrecido. Un sondeo publicado por «Paris-Match»revela que el 74% de los encuestados cree que «el político más popular de Francia» es su antecesor, Jacques Chirac.
La posición de boicot activo preconizada por el LKP y el Colectivo 5 de Febrero ha sido respaldada por Cospar, en Reunión, y cuenta con el apoyo de las principales centrales sindicales. El PS ha criticado el guión del Elíseo, pero acudirá al cónclave.
De visita en Euskal Herria invitados por el sindicato LAB, Patrick Doré, secretario general de la Unión General de Trabajadores de Martinica (UGTM), y Myrlin Davilé, responsable de relaciones exteriores de la Unión General de Trabajadores de Guadalupe (UGTG), detallan el momento social que se vive en sus respectivos territorios. Si bien advierten de que, evidentemente, la situación es diferente en cada uno de ellos, ambos coinciden en subrayar que la decisión de abandonar la huelga general que este invierno paralizó durante semanas la actividad, entre otros, en Guadalupe y Martinica «no supone un abandono sino una suspensión» tras los acuerdos del 5 de febrero. De hecho matizan que, sectorialmente, el movimiento y las negociaciones continúan. «Se ha abierto una dinámica nueva donde todos los días se negocia la concreción de los primeros acuerdos, desde el precio del pan hasta las modalidades de aplicación de la subida salarial de 200 euros. La situación social es de vigilancia global y de movimiento permanente», manifiesta Doré.
Una situación que no duda en considerar como «movimiento político en el sentido amplio del término» en tanto en cuanto afecta a todas las capas y temáticas sociales con el objetivo declarado de transformación del status quo. Davilé va más allá en sus apreciaciones al calificar el proceso que se está desarrollando de «revolucionario».
Uno de los logros que los dos sindicalistas destacan es el «cambio» que se ha dado en la población. «Este movimiento ha cambiado la visión de los ciudadanos porque ha servido para destapar el funcionamiento de nuestra sociedad, en particular en el aspecto económico, en las prácticas de mercado y el reparto del mismo entre multinacionales y poderes económicos locales entre los cuáles también se incluye el de los békés (colonos)», resalta Davilé.
«Como consecuencia de este cambio de percepción -afirma Doré-, está habiendo una evolución importante en el comportamiento de la población que ahora osa romper con el orden establecido y propone sus propios proyectos», añade.
Estima, asimismo, que el movimiento iniciado en Martinica por los sindicatos «patrióticos» al que luego se adhirieron los de ámbito estatal y otros sectores sociales en base a cuatro reivindicaciones (salarios, carestía de la vida, empleo y reconocimiento de la representatividad sindical) poco a poco ha ido transformándose si se contempla globalmente. «Habida cuenta de la diversidad de los componentes del movimiento no se puede decir que se plantea claramente un cambio del modelo de relaciones con el Estado francés porque ello no figura en las demandas unitarias pero, en realidad, la multitud y diversidad de las reivindicaciones en todos los ámbitos que, obviamente, exigen transformaciones legales profundas, plantean de facto la necesidad de otro tipo de relación o, cuando menos, de de una gestión diferente y específica de nuestros problemas». En opinión del sindicalista, «el Estado y los poderes económicos han comprendido esto perfectamente y, a buen seguro, influirá en el debate actual sobre la evolución institucional».
En cuanto a los «estados generales» (debate general entre el Estado y los diferentes agentes políticos, sociales y económicos de las islas abierto esta semana a iniciativa de París), ambos representantes sindicales convergen en sus argumentos a la hora de explicar su negativa a participar en el mismo. Dicen que «el tiempo del parloteo» se ha acabado. No tienen fe alguna en este tipo de dispositivos compuestos de «comisiones que se reúnen una y otra vez para analizar los diferentes temas y redactan informes y más informes que luego serán trasladados a París, donde en los despachos de los ministerios se fraguarán propuestas que pretenderán aplicar in situ». Una fórmula ésta, como la del posible referéndum planteado para Guadalupe, que en su opinión «no sirve» porque «la población se ha expresado claramente y nos ha encargado negociar y seguir combatiendo. Sabemos lo que queremos y lo que necesitamos», afirman con rotundidad.