La decisión de acelerar la reducción del personal desplegado en Irak, seis años después de la invasión, y de reforzar en paralelo el contingente norteamericano en Afganistán, puede fortalecer la idea de que EEUU se desinteresa de lo que pasa en Irak, sostienen los analistas. «Es crucial no crear la impresión de que nos retiramos de Irak», explica Noah Feldman, que formó parte de la «Autoridad provisional» establecida por la coalición ocupante después de la caída de Saddam Hussein en 2003. «Hasta ahora, la insurrección en sus distintas formas, sin excepción, ya probó las reacciones de EEUU. No veo razón para que vaya a ser diferente esta vez», dice el profesor de Derecho de la Universidad de Harvard.

El presidente Barack Obama informó en su reciente visita sorpresa a Irak que el próximo año y medio sería «crítico», confirmando al mismo tiempo el calendario de «retirada» de los soldados americanos, que deberían dejar el país para finales de 2011. Obama quiere también que todas las tropas de combate hayan dejado Irak para agosto del próximo año, y que los soldados americanos abandonen las ciudades de aquí a finales de junio, con el objetivo declarado de facilitar la potenciación de la presencia americana en Afganistán. «Estoy profundamente preocupado. Debemos seguir concentrados y mantener la seguridad» en Irak, dice Feldman, a quien preocupa ver que este país pasa a ser «víctima» del cambio de prioridad por parte de la Casa Blanca.

Claro incremento

Los datos de febrero y marzo confirman que Irak todavía arde. 258 y 252 muertos en actos violentos respectivamente, contra 191 en enero, el más bajo nivel en seis años, según las cifras mensuales facilitadas por los ministerios de Defensa, Interior y Salud. Los atentados también se han multiplicado en abril, causando decenas de muertes.

«Estos recientes atentados deben recordarnos que aunque el envío de refuerzos a principios de 2007 ha conseguido traer cierta estabilidad a Irak, aún tenemos que hacer frente a muchos más peligros», dice Lydia Khalil, ex consejera política para la «Autoridad provisional», hoy analista del Council on Foreign Relations. «Esto es especialmente grave cuando la reducción del personal militar se acentúa», agrega. «Debemos preparar nuevos medios para ayudar a las fuerzas iraquíes a luchar contra los atentados terroristas», añade. Considera que el norte, en particular las regiones de Mosul y Kirkuk, son las que presentan más riesgos.