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Festival de Cine Pobre de Cuba: de bajo coste y estimulante en ideas

El Festival Internacional de Cine Pobre, que se celebra en la localidad cubana de Gibara desde el pasado lunes, clausurará mañana su séptima edición, la primera sin su fundador, el realizador cubano Humberto Solás. Dedicado al cine de reducido presupuesto, el certamen exhibe casi tres centenares de obras, 112 de ellas a concurso, con la participación de realizadores de Euskal Herria. En octubre, el foro se extiende a Bilbo, con el Festival de Cine Invisible.

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Anartz BILBAO | BILBO

El Festival Internacional de Cine Pobre Humberto Solás, espacio para el cine de reducido presupuesto, clausurará mañana su séptima edición, la primera sin su creador y primer director. El cineasta Humberto Solás (1941-2008) fue una de las principales figuras del cine cubano y, a su fallecimiento, el certamen adoptó su nombre. Su objetivo: «visibilizar un cine de restringida economía, pero no carente de ideas o de calidad artística, además de posibilitar la difusión de trabajos de grupos sociales que nunca han tenido acceso al ejercicio de la producción de cine».

El festival se desarrolla en «la ciudad blanca» de Gibara (provincia de Holguín), mágico pueblo de pescadores del litoral norte oriental de la isla, de arquitectura macondiana, cercana a la turística Guardalavaca.

Según el director del certamen, Sergio Benvenuto Solás, la de Gibara es «cita de futuro, la esperanza, el optimismo y el pragmatismo para encontrar soluciones. Para llorar y quejarse hay otros foros en el mundo». El festival «seguirá siendo una apuesta abierta a la vanguardia, al riesgo, al audiovisual que propone y sugiere», pues es «una `válvula de respiro' ante las dificultades de distribución y exhibición que enfrenta el audiovisual en el mundo». En definitiva, «va a preservar la alegría y la posibilidad que Humberto le impregnó».

En paralelo a la exhibición de películas, el certamen de Gibara propone debates y foros teóricos sobre realización dentro de los márgenes del cine pobre, y muestra exposiciones con la obra del artista plástico británico Peter Nadin y fotos de Humberto Solás, además de programar conciertos con músicos cubanos como Descemer Bueno o Kelvis Ochoa. Por otra parte, el pasado martes, 14 de abril, se le tributó un homenaje al realizador Tomás Gutiérrez Alea Titón, con la proyección del documental «Titón: de La Habana a la Guantanamera» (proyectada en la pasada edición del Zinemaldia de Donostia), realizado por Mirtha Ibarra, su compañera.

Presencia vasca

En su parte oficial, con 112 trabajos a concurso, el festival presenta diversas secciones a concurso: Largometrajes de Ficción, Cortometrajes de Ficción, Maquetas, Guiones y Documentales, así como Obras experimentales y Video Arte. La Sección Informativa y la Muestra Paralela completan el certamen, que cuenta con casi 300 obras de más de veinte paises -sorprende la participación de cintas estadounidenses-, mayoritariamente de habla hispana.

En cuanto a la participación de realizadores de Euskal Herria, el navarro Gregorio Subersiola ha presentado a concurso el documental «Sicarios del capital», en el que se relata la accidentada caravana de activistas por los derechos humanos que se adentró en 2006 en la zona de Antioquia (Colombia), «un viaje en el que se muestra cómo los grupos paramilitares colombianos agreden y masacran a la población civil: indígenas, campesinos, sindicalistas...».

En largometrajes de ficción a concurso, participan «Nevando voy», ópera prima de la navarra Maitena Muruzabal y Candela Figueira, que trata de las relaciones personales de cuatro trabajadores de una fábrica que embala cadenas para la nieve, así como «Querida Bamako» de Omar Oké y Txarli Llorente, que cuenta la historia de Moussa, quien decide emigrar de África a Europa. En la Sección Informativa, el bilbaino Unai Aranzadi presenta «Un grito desde el Sahara», que muestra la situación de las mujeres en el Sáhara.

DESDE CASA

«Sicarios del capital», de Gregorio Subersiola; «Nevando voy», de Maitena Muruzabal y Candela Figueira; «Querida Bamako», de Omar Oké y Txarli Llorente, además de «Un grito desde el Sahara» de Unai Aranzadi, constituyen la participación vasca en el festival.

El certamen se extiende de Gibara a Bilbo

En esta edición del Festival Internacional de Cine Pobre, que se está celebrando estos días en Cuba, se lanzará otro proyecto del fallecido Humberto Solás: el Festival Internacional de Cine Invisible, que desarrollará su primera edición entre el 5 y el 9 del próximo mes de octubre en Bilbo. Hermano gemelo del de Gibara, el festival proyectado para la capital vizcaina pretende defender «un cine realizado en libertad y, por tanto, ajeno a cualquier tipo de restricciones y frenos». Según Carlos Vázquez Velasco, auspiciador del certamen cubano y director de la ONG Cultura, Comunicación y Desarrollo, «ambos foros -el de Gibara y el de Bilbo- se complementan pues, mientras el Festival de Cine Pobre establece límites presupuestarios a los filmes e incentiva la producción de bajo costo, el de Cine Invisible defenderá y promoverá la exhibición y distribución de un cine alternativo e independiente». En su primera edición, el festival proyectado para la capital vizcaina estará dedicado de una manera muy especial a Cuba y a la celebración del cincuenta aniversario del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficas. A. B.

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