Crónica | Mesa redonda en Azkaine
Consenso para romper tabúes y apostar decididamente por la autonomía
La pregunta planteada era «¿cómo llevar adelante un trabajo común entre abertzales a favor de la autonomía?» El debate tuvo lugar el sábado en azkaine y constató el acuerdo en torno a esta fórmula entre el colectivo Autonomia Eraiki, Batasuna y EA.
Arantxa MANTEROLA
En sintonía con el enunciado, los intervenientes eran miembros de partidos o colectivos que consideran la autonomía el estatus más adecuado, cuando menos tácticamente, para Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. Por Autonomía Eraiki intervino Vianney Cier; por Batasu- na, Xabi Larralde; y por EA, Mattin Etxepare. El cuarto invitado era AB, pero no acudió a la cita.
El debate entre abertzales sobre el tipo de institución que convendría a Ipar Euskal Herria se ha intensificado estos últimos meses porque el propio Estado francés está abordando una remodelación de sus instituciones. Sus pormenores, una vez que la comisión Balladur entregara en marzo su informe al presidente Sarkozy, se esperan con impaciencia, máxime entre quienes, como en el caso de los territorios vascos, reivindican desde hace años -si no siglos- un reconocimiento de su hecho diferencial y reclaman competencias para poder responder «con eficacia y proximidad» a los intereses y problemáticas de su población.
La importancia del debate fue subrayada por los intervenientes que, además, no olvidaron enmarcarla en el contexto actual de crisis económica. Así, Larralde apuntaba que los estados, también el francés, van a tener que optar por presupuestos más austeros, lo que en términos de las intenciones de París significa, entre otras cosas, simplificar el denominado «mil hojas institucional». Para ello, tenderá a reforzar las regiones y a agrupar en estructuras intercomunales los 36.000 municipios que componen el entramado institucional de «uno de los países más centralistas de Europa».
Cier añadió que «las reformas más importantes se han producido en Francia casi siempre en épocas de crisis, ya sean económicas o relativas al tipo de sociedad».
Cambio de posturas
Todos los ponentes coincidieron en calificar de «avance positivo» el novedoso posicionamiento de determinados políticos locales, destacando el del presidente del Consejo de Electos, Jean-Jacques Lasserre, que se ha pronunciado claramente por la necesidad de dotar al territorio vasco de «dispositivos de decisión local que le permitan dirigir su destino». Se trata de una postura que, junto a una delegación del Consejo de Desarrollo, trasladó directamente a la comisión Balladur.
«Pero, ¿están los abertzales de acuerdo sobre el tipo de institución y el modo de actuar para conseguirlo?», inquirió el moderador, Jojo Bidart, acudiendo al meollo de la cuestión. La respuesta de los representantes fue unánime: hoy por hoy, y conscientes de que «no será algo que se logre a corto plazo», la vía para «garantizar la supervivencia como pueblo es la autonomía». Aun reconociendo el ingente trabajo realizado a favor de un departamento propio, en especial por Batera en los últimos años, todos eran de la opinión de que esa demanda está «caduca» ya que el propio Estado opta, si no por su desaparición inmediata, sí por vaciarla progre- sivamente de contenido.
Un mensaje que con claridad meridiana lanzaron a Batera y también a AB, a quien reprocharon cierta ambigüedad a la hora de definirse por uno u otro tipo de institución. Admitiendo que Batasuna también tuvo que evolucionar respecto a la propuesta planteada hace quince años por otras organizaciones abertzales (IK, EMA), Larralde remarcó que un instrumento jurídico con competencias fiscales y legislativas que garanticen el derecho a salvaguardar su identidad a un territorio y el de sus habitantes a decidir su futuro tiene un nombre claro en el léxico político: autonomía. Y concluyó que «es hora de romper tabúes y llamar a las cosas por su nombre».
Cómo unificar fuerzas
La cuestión clave que, además fue apuntada con firmeza desde el público en el posterior debate, es cómo lograr que todas las fuerzas abertzales unifiquen su reivindicación y el modus operandi para hacerla realidad. La fogosa intervención de Manex Pagola (EA) -apostando con fuerza «primero por una autocrítica de todas las fuerzas abertzales y, segundo, por un trabajo común hasta concretar una propuesta y un plan de trabajo consensuados»- fue secundada por algunos miembros de AB presentes, entre ellos por el concejal urruñarra Filipe Aramendi, que se declaró abiertamente favorable a la autonomía.
Desde la mesa, aunque sin concreciones, todos asintieron en que realmente no hay otro camino. «Tengamos confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad ya demostrada» subrayó Cier, mientras Etxepare mostraba su esperanza de que los «abertzales tengamos la lucidez de construir un proyecto concreto y consensuado». Larralde apostilló que no cree que a corto plazo se logre nada del Estado: «Ya que tenemos que ponernos en la perspectiva del medio o largo plazo, hagámoslo con ambición y apostemos claramente por la autonomía, una utopía que se hará realidad en el futuro. Si no lo hacemos los abertzales, ¿quién lo hara?».