Crónica | Salud laboral
Cada 15 segundos fallece un trabajador y otros 160 sufren un accidente o enferman
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que «la seguridad y la salud en el trabajo es un derecho humano fundamental». Ese será el lema de la conmemoración de la jornada internacional el próximo 28 de abril. En el siglo xxi todavía 5.500 trabajadores mueren al día a causa del trabajo y un millón sufre un accidente diario.
Juanjo BASTERRA
En lo que el lector tarde en leer esta crónica habrán fallecido unos 12 trabajadores en accidente de trabajo o enfermedad profesional derivada de las malas condiciones de seguridad y salud que existen en las empresas. Esta llamada de atención a la opinión mundial de la OIT sigue siendo necesaria, porque el incumplimiento masivo por parte de los empresarios de la legislación en materia de prevención de riesgos laborales está generando mucho drama entre las familias de los trabajadores.
En este siglo XXI todavía hace falta recordar que no se trabaja en las condiciones de seguridad y de salud necesarias, que se prima más los intereses económicos y mercantilistas que los de la propia vida de un ser humano. Este próximo 28 de abril marcará, de nuevo, otra jornada de reivindicación para que el trabajo no se convierta en una trampa mortal para quienes acuden al mismo para obtener un medio de subsistencia para el y sus familias.
La organización internacional recuerda que «Todo individuo tiene derecho a la vida, al trabajo... a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo» y «toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar». Ambos párrafos están extraídos por la OIT de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948.
Cada 15 segundos
La OIT pide a los trabajadores del mundo que «no nos quedemos cruzados de brazos», porque las estadísticas muestran una tragedia absurda. «Cada 15 segundos muere un trabajador de un accidente o enfermedad relacionada con el trabajo» y «cada quince segundos, 160 trabajadores sufren un accidente relacionado con el trabajo. Esto quiere decir que al finalizar cada día un millón de trabajadores habrá sufrido un accidente en el lugar del trabajo y, lo que es peor, que 5.500 trabajadores habrán fallecido a causa de un accidente de trabajo o una enfermedad profesional.
La OIT nos interpela y nos dice «imagine los titulares de los periódicos si cada día muriesen 5.500 personas en catástrofes aéreas», pero lamenta que «los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales suelen pasar desapercibidos». Advierte, además, que «por lo general, la noticia de estas muertes no llega al público porque se producen de una en una, a menudo en pequeñas ciudades, y son sólo noticia para sus familias, amigos y compañeros de trabajo».
Precariedad y crisis
La organización internacional señala que la mayor flexibilidad productiva y del empleo para dar respuestas ágiles a la demanda «ha determinado cambios en las características del empleo y de la relaciones laborales». Estos cambios están perjudicando directamente a los trabajadores porque «aumentan los contratos precarios, temporales y las subcontrataciones; se producen reestructuraciones y externalizaciones; cambios en la ordenación del tiempo del trabajo y en los horarios laborales», entre otras razones.
La OIT confirma que la crisis económica mundial afectará de forma directa a la seguridad y a la salud en el trabajo a nivel mundial. «La experiencia de otras crisis muestra que este tipo de situación hace peligrar las condiciones laborales y la calidad del trabajo. La crisis provoca incertidumbre y antagonismos a todos los niveles de la organización y de la sociedad» y, por desgracia, advierte que «aumentarán los accidentes y enfermedades profesionales, como ha ocurrido en anteriores».
Es por ello que este organismo internacional hace un llamamiento a la clase trabajadora en general y a los empresarios, en particular, que son los responsables de garantizar la prevención de riesgos laborales para que «no bajen la guardia».
Sameera Al-Tuwaijri, directora del programa SafeWork de la OIT, señala que «más allá de las cuestiones económicas, tenemos la obligación moral: los costes humanos son absolutamente inaceptables».