Subirse al apartheid para estar a la altura
Tras la firma del acuerdo de investidura pactado por PSE y PP el pasado 1 de abril, y como último trámite previo a la elección de lehendakari en el Parlamento de Gasteiz, Patxi López y Antonio Basagoiti posaron ayer juntos ante las cámaras, mientras en el Congreso de los Diputados de Madrid se recrudecía el enfrentamiento entre ambos partidos. Basagoiti ofreció estabilidad al inminente Gobierno de López y este último un «acuerdo democrático» entre todos los partidos para luchar contra ETA. Un acuerdo sustentado como hasta ahora en la exclusión y represión, en la negación del derecho a decidir de los vascos y vascas. Y concretó su llamamiento en el PNV, pidiéndole que esté «a la altura».
Está por ver, pues, si el partido jeltzale estará «a la altura», es decir, si dará su respaldo a la política que lo ha desalojado de Lakua no precisamente con los votos de los ciudadanos, sino con una ley que margina a una importante parte de los mismos. También cabe preguntarse a qué precio, para qué y hasta dónde estaría dispuesto a participar de ese «consenso antiterrorista». Sin embargo, conviene recordar que los estadios por los que la estrategia del Estado español ha pasado hasta llegar a la Lehendakaritza y escenificar la derrota del abertzalismo han contado con la participación del PNV. No sería novedosa la colaboración con el Gobierno de López cuando lo ha hecho con el de Zapatero y con los anteriores de PSOE y PP. El Pacto de Ajuria Enea o la exigencia sistemática de condenas -hasta elevarla a aval democrático- son escalones en los que la participación de los jeltzales ha sido imprescindible, aunque sus consecuencias han resultado nefastas para las aspiraciones democráticas de la mayoría de los vascos y vascas y han arrollado al propio PNV.
Ayer López aseguró que no había hablado con Basagoiti de la moción de censura en la Diputación de Araba reclamada por el PP. Según dijo, esperarán a ver el comportamiento del PNV para tomar una decisión. Parece que el chantaje es la palanca con la que López pretende subir a su altura a los jeltzales. ¿Cederá el PNV una vez más?