Una crisis global que no golpea a todos
El FMI dibuja en su informe de primavera un panorama económico sombrío que habla de un descenso del PIB mundial aún más pronunciado que el de sus últimas estimaciones. Y lo que es peor, 2010, como mucho, frenará la recesión, pero no conseguirá revitalizar la economía. Para eso habrá que esperar, y en el Estado español aún más. Mientras el FMI daba a conocer estas fúnebres previsiones, las grandes empresas volvían a airear ayer sus grandes beneficios en plena crisis. Iberdrola prevé cerrar 2009 con resultados similares o superiores al pasado año, Caja Vital anunciaba que ha cubierto el primer trimestre de este negro año con beneficios, lo mismo que CAF. También ayer, un grupo de cien economistas españoles salía a la palestra para reclamar una reforma del mercado laboral para hacer frente al paro. Una reforma que, como las ya vividas, sólo significará aún mayores facilidades para la patronal en materia de despido. Si ahora es casi libre, pretenden que pronto sea gratis. Y para avivar más el fuego, algunos agitan el fuelle de las pensiones. Todavía colea, a pesar del desmentido rotundo del Gobierno español, la polémica ficticia sobre la quiebra de la Seguridad Social, que crea una alarma social, de nuevo, enfocada a justificar más recortes en los derechos. Todo empuja en la misma dirección: la crisis es global, pero sólo afecta a la clase trabajadora. La respuesta debe ser contundente.