Patri lezama Miembro de Komite Internazionalistak
La verdad silenciada
A propósito de la Conferencia de la ONU contra el racismo celebrada en Ginebra estos días, quiero expresar, una vez más, mi indignación y enfado ante lo ocurrido. Hemos vuelto a ver con impotencia cómo los delegados europeos se convertían en cómplices de la barbarie sionista y protestaban, saliendo de la sala por las palabras de Ahmadineyad, el presidente iraní, con las que criticaba el papel ineficaz de la ONU ante los crímenes contra la humanidad que cometió el Ejército israelí en Gaza.
Después de la masacre de Israel contra la población Palestina, hace apenas tres meses, donde hemos visto asesinados miles de civiles palestinos, bombardeados en los colegios de la mismísima ONU, me pregunto cómo los políticos de la UE no han sido capaces simplemente de escuchar palabras que critican esta injusticia y no tienen el mínimo de decencia moral para reclamar que la ley internacional se cumpla en Palestina de una vez por todas y, de esta manera, poner fin a la ocupación israelí y parar el sufrimiento del pueblo palestino. Me asombra, una vez más, cómo se silencia la voz de miles de víctimas palestinas inocentes.
Países como Alemania, por ejemplo, tienen un problema de conciencia para con las y los judíos, y tiemblan cada vez que oyen algo en contra de Israel.
Pero éste no es el camino. Fue horrible lo que ocurrió en Alemania, donde asesinaron no sólo a judíos sino también a personas de etnia gitana y a homosexuales, pero si nos pareció tan horrible, ¿por qué permitimos que se haga lo mismo con el pueblo palestino? ¿Por qué se le permite a Israel que siga incumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas? ¿Por qué se le permite que continúe con su política de apartheid y exterminio?
La reacción de los políticos de los países europeos que abandonaron la sala demuestra que están del lado del sionismo y que son por lo tanto cómplices de cada uno de los asesinatos y atrocidades que comete Israel. ¿Para cuándo justicia para Palestina?