GARA > Idatzia > > Mundua

EEUU alerta de la llegada del poder talibán a las puertas de Islamabad

Pakistán se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza de la nueva Administración Obama. El impulso a las reivindicaciones talibán tras el acuerdo de paz alcanzado en el valle de Swat y la extensión de reivindicaciones similares a un distrito situado a escasos cien kilómetros de la capital, Islamabad, ha provocado una cada vez más dura reacción de EEUU, que amenaza incluso con una incursión terrestre contra los feudos islamistas.
p023_f01_199x116.jpg

GARA |

La expansión del movimiento talibán hasta un centenar de kilómetros de Islamabad preocupa a EEUU hasta tal punto de que la secretaria de Estado de la Administración Obama, Hillary Clinton, alertó de que la misma existencia de Pakistán como estado estaría amenazada.

Los talibán, mayoritarios en la Provincia de la Frontera Noroeste, más conocida como FATA (Áreas tribales bajo Administración Federal), firmaron hace una semana un acuerdo de paz y de cese de hostilidades con el Gobierno de Islamabad a cambio de que este último no impidiera la instauración de la sharia (ley islámica) en el valle de Swat, situado justo en la frontera con la provincia del Punjab.

En los últimos días, cientos de combatientes talibán han llegado al distrito vecino de Buner, ya en el Punjab, y se han hecho con el control de los edificios gubernamentales y de las mezquitas y han instalado controles en las carreteras de la región, situada a 110 kilómetros escasos de la capital paquistaní.

Rashid Jan, alto funcionario de las FATA, denunció en conversación telefónica que «los talibán llegados de Swat han intensificado sus patrullas» en el distrito de Buner, «prohibiendo la música en los transportes públicos y saqueando las oficinas de las ONG antes de quemar sus vehículos».

Aplicar la sharia

El ministro provincial de Información, Mian Ifitjar Hussain, acusa a los talibán de Swat de «violar» el acuerdo de paz. «El Gobierno ha mantenido sus promesas y los talibán deben deponer las armas», urgió.

«Es cierto que hemos asumido el control total de Buner», confirmó el portavoz de los talibán de Swat, Muslim Jan, quien prometió que lo devolverán al control central si éste permite la aplicación del acuerdo sobre los tribunales islámicos. Consciente de la debilidad del poder central paquistaní, otro portavoz talibán insistió en que continuarán luchando por la aplicación de la sharia, más allá de Swat, en todo el territorio de la República de Pakistán.

Las negociaciones y la firma de un acuerdo en el valle turístico de Swat encendió muchas luces rojas en EEUU, que ha incrementado en los últimos meses, tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, sus indiscriminados bombardeos contra objetivos en el noroeste de Pakistán desde aviones no tripulados.

Una estrategia que no ha logrado más que exacerbar el odio y movilizar a la población de estas provincias fronterizas, pobladas por pashtunes, separados de sus hoy por hoy castigados hermanos afganos por la línea Durand que estableció el imperio británico en el siglo XIX.

La Administración Obama, que ha condicionado la ayuda a Islamabad a su colaboración en la lucha contra el talibán, recela ya abiertamente de que el Ejército paquistaní pueda o quiera implicarse en una guerra abierta contra sus propios compatriotas y está comenzando a barajar, a futuro, la posibilidad de lanzar una ofensiva terrestre.

Dan seis meses de plazo para el colapso total de Pakistán

La viabilidad de Pakistán como estado está generando un prolijo debate que está llegando a los más altos círculos en EEUU. David Kilcullen, asesor de la Administración Bush, alertaba hace días en un diario que el país asiático podría colapsar en un plazo no superior a seis meses e insistía en que Islamabad no controla de facto más de un tercio del territorio estatal.

No falta, sin embargo, quien denuncia intereses ocultos en la presentación de un panorama tan sombrío y recuerda que el poder central sigue manteniendo bajo control la mayor parte del país, formada por las provincias del Sindh y el Punjab. Esta línea de análisis reconoce las dificultades de mantener el control en las llamadas FATA y en el territorio irredento de Baluchistán, escenario de una guerra de liberación nacional. No obstante, recuerda que el vasto territorio baluchi no aporta más que el 5% de la población del Estado.

No obstante, el Gobierno paquistaní ha expresado su preocupación por los planes estadounidenses de incrementar sus tropas en el sur afgano fronterizo con Baluchistán, que podría convertirse, si no lo es ya, en un refugio para la insurgencia afgana.

En una posición más matizada, el periodista y escritor Ahmed Rashid considera una exageración dar seis meses de vida al Estado paquistaní pero no oculta su preocupación por la expansión talibán a la provincia del Punjab, que es a la postre el corazón político de Pakistán. Lo más preocupante, a juicio de este reputado analista, es la incipiente alianza entre los talibán del norte y los grupos islamistas punjabíes o cachemiríes refugiados en esta región. GARA

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo