Escocidos por dos derrotas consecutivas, especialmente por las formas en que se produjo la última y la repercusión en forma de sanciones, los rojillos deberán sobreponerse al obstáculo añadido de haberse visto obligados a dejar en casa a su pichichi con nueve goles, Walter Pandiani, aquejado de una sobrecarga en el isquiotibial de su pierna derecha.

Un contratiempo importante, no sólo por la contribución anotadora del uruguayo, sino por el trabajo y equilibrio que aporta en labores de apoyo al medio campo, que además queda muy dañado por las ausencias de Puñal y Vadocz.

Muchos aficionados que se desplazarán hoy hasta Pucela lo harán con la esperanza de que la actuación de Clos Gómez sea digerida de la misma forma que lo fue la de Pérez Burrull en el Bernabéu. Las injusticias decretadas por el colegiado cántabro sirvieron en aquel momento como acicate para una recuperación fulgurante en lo que se lleva de segunda vuelta.

Dos empates y una victoria

Un revulsivo del que han hablado los jugadores, conscientes de que un triple en el Nuevo Zorrilla les permitiría certificar la permanencia en casa ante el Recreativo y encarar con desahogo el complicado final de competición ante las escuadras que están en puestos de Champions.

Para ello, Osasuna debería subir a su palmarés la quinta victoria en el estadio castellano, de las 24 ocasiones que, con la de hoy, lo ha visitado. Este feudo no se le ha dado mal a los navarros en los últimos tiempos, donde han conseguido arrancar dos empates y una victoria.

Además, el Valladolid no está fino, lleva más de un mes sin conocer el triunfo -sólo un empate en sus últimos cinco compromisos- y con un único gol a su favor, aunque con el importante matiz de que de esos partidos, en cuatro de ellos se ha medido a los más grandes, arrancando dicha igualada ante el Villarreal.