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Seis meses del cese de vertidos en San Marcos

A la espera de que se cierre la rendija

Han transcurrido seis meses desde que en el vertedero de San Marcos se dejaron de depositar residuos. Los vecinos de la zona reconocen que ha habido un cambio sustancial en su calidad de vida; sin embargo, afirman que seguirán trabajando hasta que el vertedero esté cerrado definitivamente. Desde la Mancomunidad de San Marcos inciden en la necesidad de implantar sistemas de recogida que no hagan necesarios ni vertederos ni incineradoras.

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Maider EIZMENDI

Nuestra vida ha cambiado, de eso no cabe duda, pero aún esperamos que lo haga más», así se expresan Ana María Ortega y María del Mar Lasa, representantes de la Plataforma de San Marcos, asociación integrada por vecinos de Beraun que durante largo tiempo han reclamado el cierre definitivo del vertedero. Esta planta ha recibido los residuos de miles y miles de ciudadanos de Donostialdea en 40 años.

Han pasado más de seis meses desde que la Diputación de Gipuzkoa y la Mancomunidad de San Marcos suscribieran un acuerdo para evitar que se siguiesen vertiendo más residuos en la obsoleta infraestructura. Un acto en el que participaron los presidentes de ambas organizaciones así como los alcaldes que comparten el espacio físico del vertedero certificó el citado acuerdo. También participaron en él varios vecinos de la zona que quisieron mostrar su disconformidad, «porque lo que nosotros queremos es el cierre definitivo». De hecho, durante la entrevista, nos recuerdan una y otra vez que el vertedero sigue abierto a modo de planta de transferencia y que cada día recibe toneladas de basuras, antes de que éstas san trasladadas a los vertederos de Lapatx, Sasieta y Urteta. «Tanto las instituciones como los medios de comunicación han hablado de cierre y mucha gente cree que se ha consumado; ignoran que la puerta que cerraron durante el acto se abrió nuevamente para recibir basura», afirman las vecinas de Beraun a este respecto.

«Ni abrir las ventanas»

Sin embargo, reconocen que el hecho de que se hayan dejado de almacenar más residuos ha provocado cambios evidentes en su calidad de vida. «Tan sólo a los tres días las gaviotas dejaron de sobrevolar el vertedero y se trasladaron a otro lugar», comentan, al tiempo que reconocen que el hedor que provenía de la planta y que tantas molestias les ha provocado es mucho menor. «Llegó un momento en el que el olor era continuo e insoportable y no podíamos abrir las ventanas; deberíamos haber llevado mascarillas para pasear», afirma Ortega, incidiendo en que realmente desconocen «todo lo que hay ahí dentro». «Yo llegué a limpiar la ropa hasta cuatro veces porque mientras se secaba se impregnaba del olor del vertedero» añade, por su parte, Lasa.

A día de hoy el olor no ha desaparecido totalmente, «porque hay mucha basura almacenada y se huele, pero no constantemente como antes». Afirman que, además de las molestias, les preocupa cómo a repercutido en su salud: «A la larga se están notando las consecuencias, hay muchísimos casos de cáncer en el barrio y no creemos que sea casualidad». En este sentido, aseguran que pidieron los estudios sobre la contaminación del vertedero y tan sólo les trasmitieron una síntesis. «No nos quisieron dar los estudios completos porque nunca les interesó», critican.

Recuerdan entre risas cómo comenzaron su lucha por el cierre del vertedero: «El barrio estaba muy mal e hicimos una larga lista de todo lo que había que arreglar para llevarla al Ayuntamiento. En ella, como último punto, pusimos que se debía cerrar el vertedero; cuando la entregamos nos preguntaron que qué era lo que queríamos y nos dijeron que eso era muy muy difícil», recuerda Ortega. Sin embargo, ese pequeño gesto fue suficiente para que se convencieran de que ya habían aguantado suficiente y así es como comenzaron como plataforma su lucha por el cierre definitivo de la planta. «El camino ha sido muy duro, pero estamos convencidas de que ha valido la pena. Nosotros no, ni nuestros hijos, pero es posible que nuestros nietos paseen por San Marcos, como hacíamos nosotras con nuestros hijos», afirman.

Para asegurarse de que eso sea así los vecinos de Beraun no bajan la guardia y custodian cada uno de los movimientos que se producen en la planta: «Nosotros seguiremos trabajando como plataforma hasta que tengamos seguro que en el vertedero de San Marcos no entra ni un solo kilo de residuos», advierten. Piden el sellado y el cierre, «para estar seguras de que a nadie se le vaya a ocurrir nunca más abrir sus puertas».

En este momento, la empresa a la que se ha adjudicado los trabajos de sellado, GEYSER HPC. S.A.U., está redactando el proyecto. Así lo ha reconocido el vicepresidente de la Mancomunidad de San Marcos, Imanol Azpiroz, que insiste en que estos trabajos requieren de muchos requisitos y que todos ellos deben estar supervisados por el Gobierno de Lakua. De hecho es el Ejecutivo autonómico quien debe dar el visto bueno final al citado proyecto.

«A modo de presión»

Azpiroz recuerda que desde que el nuevo Gobierno tomase las riendas de la Mancomunidad una de sus principales prioridades fue el cierre de la planta, junto a la puesta en marcha de un sistema alternativo de gestión de residuos. Critica en este sentido que «el cierre de San Marcos fue utilizado a modo de presión por parte de la instituciones que abogan por la incineración y que no han optado por sistemas alternativos». Y es que los tres vertederos que a día de hoy reciben los residuos de Donostialdea se negaron a ello hasta que la Mancomunidad de San Marcos no aportó su parte proporcional a las arcas del Consorcio de Residuos, entidad que aboga por la incineración. Este acuerdo se consumó en febrero del año pasado y durante meses la mancomunidad y el consorcio discutieron los requisitos económicos y logísticos.

En cuanto al vertedero de San Marcos, afirma que su objetivo «es minimizar su actividad», pero alerta de que «la planta de transferencia por el momento no se puede trasladar a otro lugar porque hay hecha un gran inversión ahí».

Azpiroz insiste en que derivar los residuos que antes se depositaban en San Marcos a otros vertederos del territorio no hace más que trasladar el problema. «La solución pasa por ir a la raíz del problema y poner en marcha una recogida más eficaz, porque sino lo único que hacemos es llevar a Sasieta, Lapatx y Urteta los problemas de San Marcos». De hecho, las gaviotas que sobrevolaban San Marcos se han trasladado ahora a la planta zarauztarra de Urteta. «Les dicen a los vecinos que el problema es temporal y que se acabará cuando se construya la incineradora, un paso atrás porque esta infraestructura es medioambiental y sanitariamente perjudicial».

En este aspecto, hace hincapié en la experiencia de Usurbil, de cuyo Ayuntamiento es edil. Hace un mes que pusieron en marcha la recogida puerta a puerta de residuos y los resultados presentados esta misma semana avalan su éxito. Considera que ésta ha sido una apuesta eficaz para poner solución al problema de los residuos y espera que otros municipios sigan el mismo camino.

Según el asesor de la Mancomunidad de San Marcos, Jordi Colomer, si se extrapolasen los resultados de Usurbil a la totalidad de localidades que conforman la mancomunidad, se superarían facilmente las previsiones que se recogen en el Documento de Progreso. «Según los resultados de Usurbil y teniendo en cuenta la producción de rechazo, la planta incineradora esta sobrevalorada en un 325%, es decir, en su mejor previsión esperan crear tres veces más rechazo que lo que se obtendría si ponen en marcha el puerta a puerta.

Con estos datos entre manos, afirma Colomer que más que en incineradoras y en vertederos, sería más adecuado invertir en plantas de compostaje. En su opinión, «es preciso despolitizar el problema de los residuos» y dirigir el debate en otra dirección: «Todas las administraciones se muestran a favor de incrementar la cantidad de residuos que se recogen selectivamente, su competencia debe dirigirse a ver quién presenta el sistema más adecuado». En cuanto a la eficacia de este sistema en localidades de más población, afirma que en Cataluña se ha aplicado incluso en poblaciones de más de 100.000 habitantes. «El puerta a puerta es la base que hay que adecuar a las circunstancias de la población en la que ha de aplicarse».

 

vigilantes

Los vecinos de Beraun reconocen que el hecho de que no se depositen más residuos en la planta es positivo, pero su objetivo final es clausurarlo, «para estar seguros de que a nadie se le vaya a ocurrir nunca más abrir sus puertas».

proyecto

En estos momentos la empresa adjudicataria está redactando el proyecto de detalle de recuperación y clausura del vertedero de San Marcos. El proceso está supervisado por Lakua, quien deberá dar el visto bueno final.

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