El Gobierno de Sri Lanka rechaza la tregua unilateral de la guerrilla tamil
El Gobierno de Sri Lanka rechazó el alto el fuego unilateral que anunció el LTTE ante «la crisis humanitaria sin precedentes y en respuesta a los llamamientos hechos por la ONU, la Unión Europea, los gobiernos de India y otros países». Colombo calificó de «broma» el comunicado de la guerrilla tamil. «No hay una necesidad de un alto el fuego, deben rendirse, eso es todo», contestó el secretario de Defensa, Gotabhaya Rajapaksa, hermano del presidente.
GARA |
Los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) anunciaron ayer en un comunicado un alto el fuego unilateral y el cese «inmediato de todas las operaciones ofensivas». «Somos de la opinión de que sólo un alto el fuego puede poner fin a la crisis humanitaria sin precedentes y ayudar a evitar el impacto a largo plazo de esta crisis en la región y en los pueblos de la isla», remarcó en su declaración.
El sábado el LTTE denunció la situación de «inanición» de los 165.000 civiles que aún permanecen en las áreas bajo su control, y que son objeto de continuos bombardeos y ataques terrestres por parte del Ejército. Alertó de que «las muertes por hambre» son inminentes y acusó de nuevo al Gobierno de Mahinda Rajapaksa de bloquear deliberadamente los suministros de comida y medicinas.
Remarcó también los cerca de 110.000 civiles que han logrado salir de las zonas de combate «han sido detenidos y están en campos de concentración donde están sometidos a tortura en violación de todas las convenciones internacionales. No se permite que esa población vuelva a casa. Algunos son usados como escudos humanos».
La respuesta de Colombo no tardó en llegar. En declaraciones a Reuters, el secretario de Defensa y hermano del presidente, Gotabhaya Rajapaksa, calificó de «broma» el anuncio y afirmó que «no hay ninguna necesidad de un alto el fuego, deben rendirse, eso es todo. No estaban combatiendo contra nosotros, estaban huyendo de nosotros».
Rechazó además categóricamente la petición de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Noruega para que ofrezca una amnistía a los guerrilleros, a quienes instaron a rendirse a una tercera parte. «No habrá una amnistía. Tendrán que rendirse o enfrentarse a la eliminación por parte de las fuerzas de Sri Lanka», reiteró en consonancia con la postura mantenida por el Gobierno desde llegada al poder de Rajapaksa en 2005.
En esa línea, el responsable de Exteriores, Palitha Kohona, insistió en que «el LTTE no está en posición de pedir ni exigir nada. Pretenden declarar un alto el fuego cuando hace tiempo que han hincado la rodilla». El Ejército dijo haber tomado el pueblo de Valayarmadam, en manos del LTTE y donde habría 700 personas. «Tienen unos 500 guerrilleros, que se visten como civiles para que no los distingamos. Apenas les quedan seis kilómetros cuadrados», sostuvo el portavoz del Ejército.
Estos movimientos coinciden con la visita a Sri Lanka del subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, John Holmes, que llegó el sábado a la noche para evaluar la situación.
«Necesitamos una nueva pausa humanitaria para obtener ayuda y trabajadores humanitarios en la zona de combate», consideró. Por ello, hizo un doble llamamiento. Al LTTE le pidió que abandone «con urgencia» las armas, y al Gobierno que limite el uso de armas pesadas en sus operaciones.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, se reunirá el miércoles en Sri Lanka con su homólogo francés y sueco, Bernard Kouchner y Carl Bildt, para valorar la grave situación humanitaria.
La diáspora tamil sigue movilizándose en contra de la ofensiva militar de Sri Lanka. El sábado, alrededor de 10.000 personas se manifestaron en París para denunciar los ataques a la población. Vestidos con camisetas blancas en las que se leía «alto al genocidio del pueblo tamil» o «paz y no guerra», se concentraron en el Trocadero, en el centro de la capital, donde el pasado día 18, tres jóvenes se declararon en huelga de hambre indefinida. «Los tamiles no somos terroristas. Queremos nuestra patria», subrayaron al tiempo que pidieron a la UE que «rompa su silencio».