Primeras críticas al reparto de fondos acordado en la asamblea del FMI
El acuerdo alcanzado en la reunión del FMI y el Banco Mundial para ampliar los fondos con que combatir la crisis y aumentar en 250.000 millones los préstamos en los próximos meses ha suscitado las críticas de países pobres y de diversas ONG, que denuncian que el reparto beneficiará sobre todo a los miembros más ricos de estos organismos o, en todo caso, a sus «amigos políticos», además de demandar que no impongan condiciones para recibirlos.
GARA |
Las conclusiones de la asamblea del FMI y del Banco Mundial han suscitado las primeras críticas de varios países pobres y diversas ONG. El acuerdo alcanzado el sábado para ampliar los fondos con que combatir la crisis ha sido puesto en cuestión.
Los 250.000 millones de dólares con que contaba el FMI antes de la reunión del G-20 en Londres, se ampliarán hasta el billón de dólares. De ese monto, 750.000 millones de dólares son directamente para préstamos. Los otros 250.000 millones de dólares se repartirán en los próximos seis meses para fortalecer las reservas de los países miembros.
La distribución será hecha antes de octubre, según el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en ingles), principal órgano ejecutivo del FMI.
El reparto de los recursos, en Derechos Especiales de Giro (SDR, en inglés), y durante la reunión del IMFC los países en desarrollo solicitaron que se agilizara su distribución. El SDR es una moneda virtual creada por el Fondo, que administra un pequeño mercado donde los gobiernos la intercambian por divisas de verdad.
En la práctica, para un banco central tener SDR es lo mismo que poseer una divisa fuerte, como dólares o euros, por lo que la recepción de la moneda del Fondo supondrá un fortalecimiento de sus reservas.
El 60% para los ricos
«Cada país recibirá SDRs de acuerdo con su cuota de participación en el FMI, por lo que los países ricos se quedarán con aproximadamente el 60% de los 250.000 millones de dólares.
Pese a apoyar el reparto, Brasil y Argentina, en nombre de América Latina, se quejaron de ese desequilibrio y el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, pidió una segunda distribución de SDRs específicamente para los países en desarrollo. «Si hay inyección de recursos y no hay cambio de gobernanza, no nos sirve», dijo el ministro coordinador de Política Económica de Ecuador, Diego Borja, en referencia al método de asignación de los SDRs.
Durante la asamblea de la entidad, Borja, acusó al FMI de distribuir préstamos «a sus amigos políticos» y excluir al resto del mundo El ministro pidió que el organismo relaje los requisitos de la llamada Línea de Crédito Flexible, de forma que más países puedan acceder a ella.
Los amigos políticos
«Tal y como está planteada ahora mismo, sus receptores «son normalmente los amigos políticos del Fondo. Vemos allí a Colombia, a México, a Polonia», añadió. La Línea de Crédito Flexible está destinada a países a los que el FMI no obliga a hacer reformas económicas o alcanzar ciertas metas como condición para recibir los fondos, como en sus otros programas crediticios.
También las organizaciones no gubernamentales ONE y Oxfam juzgan insuficientes las medidas relativas a los países más desfavorecidos. Para la primera, «una recuperación económica mundial no puede excluir mil millones de las personas más pobres del mundo».
Recordando las condiciones que estos organismos han impuesto históricamente a los receptores de sus préstamos, y que han hundido más las condiciones de vida de sus ciudadanos, señaló que «estas ayudas no deben acompañarse de exigencias de política económica exageradas, las únicas condiciones deben ser la transparencia y la responsabilidad frente a los ciudadanos de estos países».
Para Oxfam, si «el FMI duplicó la capacidad de préstamos de los países más pobres se trata de un paso en la buena dirección, pero debe comprometerse a hacer subvenciones y préstamos sin interés». «Y para que sea una buena noticia para los países en desarrollo, el FMI debe renunciar a sus condiciones macroeconómicas», añadió.
La crisis económica mundial se ha transformado en «una catástrofe humana y un desastre» en los países pobres, según reconocieron en un comunicado ayer el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El distribución de los recursos se llevará a cabo antes de octubre. Con ellos se quiere fortalecer las reservas de los países miembros. Cada país recibirá estos fondos a través de una moneda virtual, en función de su aportación al FMI.
Los ministros de Economía de varios estados africanos solicitaron a los dirigentes de los países enriquecidos medidas decisivas para atajar una crisis que está suponiendo un incremento de la pobreza en África debido a la desaparición de numerosos puestos de trabajo y a la reducción de ingresos procedentes del comercio. «Instamos a los países ricos a que adopten acciones definitivas para asegurar que esta crisis sea lo más breve posible. Esta crisis no la empezamos nosotros, comenzó aquí», señaló en Washington el ministro de Finanzas de Zambia, Situmbeko Musokotwane. «Los países ricos deberían hacer más, porque la crisis ha llegado en un momento en el que las naciones africanas se estaban reestructurando. Deben cumplir sus compromisos con los países pobres y las instituciones financieras internacionales», añadió el ministro de Finanzas de Tanzania, Mustafa Mkulo. Los países africanos, que durante la última década realizaron grandes esfuerzos para reducir su deuda externa, están sufriendo un fuerte descenso de la inversión extranjera y de los flujos de capital, lo que ha provocado una fuerte depreciación de sus divisas.