La poesía rige el universo. Al menos algunas veces. Hace dos temporadas, un triple inverosímil de Javi Salgado supuso, si no matemáticamente, sí moralmente el descenso de un Bruesa GBC que jamás se levantaría de aquel golpe. Ayer, pese a la derrota por la mínima ante Vivemenorca -sólo porque el inútil triple de Bernard Hopkins entró, porque daba igual que entrara o no- ,el club donostiarra recibió una mano salvadora en forma de justicia poética.

El base de Bilbao Basket, quién si no, anotaba el triple de la victoria frente al Zaragoza, de modo que sellaba la permanencia de los de Laso. Que hablen racionalistas y refutadores de leyendas y digan si la poesía no es la verdadera ley universal.

Pero el triple de Salgado no sólo salvaba a los donostiarras, sino que da un respiro a los menorquines, que pelearon hasta la extenuación para, merecidamente, hacerse con un partido de no mucha calidad pero jugado de poder a poder, en el que destacaron Stojic, Jeter y un Bruno Sundov que metió un par de canastas providenciales en los últimos minutos. Por su parte, Gipuzkoa Basket puso mucho más que corazón liderado en la anotación por Isaac López y Andy Panko.

Precisamente, la eliminación por faltas del alero de Harrisburg -la quinta infracción fue en realidad de su defensor- más la de Doblas sería una losa demasiado pesada para un cuadro guipuzcoano que encontró su forma de juego en el exterior, ya que Weis y Sundov ganaron la partida a los pivots donostiarras, especialmente a un otra vez apagado Marconato.

El Pabellón Menorca también tuvo que ver en la victoria local, ya que presionó lo justo para obtener un par de decisiones arbitrales a su favor.

En fin, que la fiesta donostiarra deberá esperar al jueves en Illunbe ante Ricoh Manresa. Ya se sabe: quid pro quo.