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Izaskun Resano Madre, educadora y sobre todo mujer

Mujer contra mujer

Nos van a dar un título con el cual nos van a hacer callar y olvidar toda nuestra lucha sobre el reconocimiento laboral de nuestro trabajo

Soy Izaskun, mujer, de 35 años. Me ha tocado lidiar con esa realidad social y laboral en la que todo gira en torno a la formación académica, la famosa «titulitis». Así que, de momento, soy maestra, técnica superior en Educación Infantil, técnica superior en Integración Social, auxiliar de Puericultura, Auxiliar de Enfermería y un largo etcétera de cursos y cursillos de lo más variopintos. Todo esto me ha posibilitado trabajar con disminuidos psíquicos en el Centro San José, de auxiliar de enfermería en la residencia de ancianos Vergel, de cuidadora de integración en el Departamento de Educación y en la actualidad como educadora infantil en una escuela municipal de Iruñea. Estoy tremendamente triste y frustrada, porque el Gobierno acaba de tirar por tierra toda mi profesionalidad y formación. Años de esfuerzo. Ha decidido que ahora para trabajar cuidando niños, ancianos y disminuidos (como si sólo fueran objetos de cuidado y no personas de derecho) no hace falta titulación. La realidad es que no tengo miedo a quedarme sin empleo porque estoy preparada para competir en el mercado laboral, pero todo esto me va a acarrear precariedad laboral, seguro. Trabajadoras con titulación académica, con salario y nivel de trabajadoras sin formación académica. Siempre igual, mujeres fastidiadas en puestos de trabajo relacionados con los roles femeninos en la familia. Pero también soy... empiezo.

Soy Izas, mujer, de 35 años, independizada y conviviendo en pareja desde hace 15. También tengo tres hijos, un niño de 11 años, y un niño y una niña de 9. Cocinera, planchadora, limpiadora, terapeuta, enfermera, educadora... es decir, me dedico a la familia, al igual que tantas mujeres. Estoy ilusionada, me encantan los niños y el Gobierno dice que voy a poder tener un título y dedicarme a trabajar cuidándolos. Es genial, porque ellos son tan chiquitos e indefensos y yo tan cariñosa. ¿Pero realmente podré competir en el mercado laboral? ¿podré trabajar, cotizar y tener una pensión? Al final, mucho me temo que todo esto suena muy atractivo y crea mucha ilusión, pero a la hora de la verdad, me voy a quedar sin pensión. Nos van a dar un título con el cual nos van a hacer callar y olvidar toda nuestra lucha sobre el reconocimiento laboral de nuestro trabajo. ¿Y Magda? Por mucho título que le den... ella se hace cargo de su hijo paralítico cerebral y no se puede ni plantear salir a trabajar fuera de casa. Y eso no le llega a final del mes. Además hay mucho paro y, en el fondo, que nos reconozcan con títulos no genera más empleo. Después de todo... ya no estoy tan ilusionada.

Somos mujeres preparadas, profesionales, responsables, amables, cercanas, polivalentes, involucradas, consecuentes, luchadoras, trabajadoras fuera y dentro de casa. Somos mujeres, sobre todo y siempre, mujeres. Y no imbéciles, ¿vale?

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