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Ariztondo cesó a la directora de la sala Rekalde por discrepar con ella

«Responsabilidad política», según la diputada de Cultura de Bizkaia, y «censura previa», según los artistas. La retirada de la sala Rekalde de una obra de Khuruts Begoña, premiada en Ertibil 08, provocó profundas discrepancias entre la directora de la sala, Pilar Mur, y la diputada Josune Ariztondo, que se han saldado con la destitución de Mur. El conflicto ha generado rechazo en el ambito artístico, por lo que la diputada de Cultura quiso ayer explicar su decisión.

Anartz BILBAO | BILBO

La diputada de Cultura de Bizkaia, Josune Ariztondo, compareció ayer, a petición propia, en la comisión de cultura de Juntas Generales para explicar su polémica decisión de cesar del cargo a la directora de la bilbaina sala Rekalde, Pilar Mur. En vista de las críticas que este hecho ha generado en el mundo del arte, Ariztondo quiso repasar primero los acontecimientos que han motivado la destitución de la responsable de la sala y que se remontan a la edición de los premios Ertibil del año pasado.

Entre los trabajos premiados, y posteriormente expuestos en la sala Rekalde, se encontraba la obra «5 minutos de objetividad ante una escultura verde de Bizkaia», del artista Khuruts Begoña, trabajo que escandalizó a ciertos sectores al «presentar la escultura de Vicente Larrea y un todoterreno de la Guardia Civil en la parte trasera del edificio de la Subdelegación del Gobierno en Bizkaia, dentro de una diana de grandes dimensiones».

Responsabilidad o censura

La obra fue retirada de la exposición por decisión de Ariztondo, quien se defendió de las acusaciones de «censura previa», vertidas por los miembros del jurado que seleccionó la obra, diciendo que «una de las labores primordiales de todos los que estamos presentes en instituciones y partidos políticos es la de deslegitimar la violencia y el terrorismo y estar al frente de esa deslegitimación porque nos corresponde la responsabilidad de ser el referente ético y democrático de la sociedad».

Josune Ariztondo se reafirmó ayer en la decisión tomada entonces y volvió a recalcar que «el arte y la cultura no están al margen de la sociedad ni de sus problemas y preocupaciones». En vista de los antecedentes, el jurado de la edicion actual de Ertibil remitió a la diputada de un informe, fechado el 16 de febrero, en el que expresaba su disconformidad con las «injerencias políticas» sufridas y pedían que, en adelante, fuera «aceptado íntegramente el fallo del jurado experto en arte contemporáneo, sin desautorizaciones políticas de ningún tipo». Entre los firmantes del informe se encontraba la propia directora de la sala Rekalde, Pilar Mur.

Por lo tanto, y siempre según Josune Ariztondo, «uno de los cargos de confianza de la diputada de Cultura (así está asignada) discrepa de la decisión tomada por la aforada en base a los criterios culturales básicos sobre los que se rige, y hace pública tal discrepancia». Ante tal hecho, y en vista de que Mur no presentó su dimisión en los días sucesivos -lo que reconoció esperar Ariztondo-, la diputada foral decidió cesarla en su cargo.

Críticas del mundo del arte

El cese ha causado un movimiento de críticas, como la plataforma conformada por profesionales del arte que, sintiéndose aludidos «desde la realidad plural y diversa del mundo del arte», han seguido «primero con preocupación y más tarde con creciente indignación», la noticia del cese de Pilar Mur y las informaciones «que cuestionan la labor de la sala». De hecho, se ha ha iniciado una campaña de adhesiones (www.rekaldeadhesiones.com) y, paralelamente, desde el Instituto de Arte Contemporáneo, compuesto por doscientos prestigiosos profesionales del sector, se ha remitido una carta abierta a la diputada -adjuntándole el Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte-, algo que, según los comentarios efectuados ayer por Ariztondo, la molestaron especialmente.

Los representantes políticos de la Comisión de Cultura, sin embargo, mostraron ayer una sorprendente falta de interés en debatir los argumentos de la diputada, cuyas decisiones, dijo, estar basadas en «la responsabilidad política hacia la ciudadanía»: PNV, PSOE y PP, con sus pequeñas puntualizaciones, apoyaron a Ariztondo, así como Ezker Batua, a pesar de «mostrar ciertas preocupaciones». El representante de Aralar fue el único en mostrar su disconformidad, porque no existía la posibilidad de que tuviera lugar un debate que consideraba insuficiente y abandonó la reunión (al parecer, la mesa sólo permite un turno a cada grupo político en comparecencias como las de ayer).

Futuro incierto

Se abordó entonces, muy por encima, el futuro de la sala Rekalde, hoy en entredicho. Su validez se cuestiona con argumetos como que el pasado año solamente tuvo una afluencia de 15.000 visitantes. Los artistas responden que «la cantidad no es lo más importante» en Rekalde, sala de referencia con prestigio internacional.

La diputada foral recordó que la sala Rekalde, «cantera» de grandes artistas, «como espacio de creación, investigación y debate cultural y artístico, está abierta especialmente a nuevos movimientos y experiencias de y sobre el arte contemporáneo» y su objetivo es ser «foro de diálogo permanente entre artistas y de éstos con la sociedad en la que se inscriben».

En su momento, el Gobierno de Lakua impulsó y financió la sala bilbaina con el objetivo de «abrir camino al Guggenheim y exhibir la obra de artistas contemporáneos locales y foráneos emergentes». Eso fue hace quince años. Luego la sala Rekalde pasó a ser asumida íntegramente por la Diputación -que destinó el año pasado a la galería un presupuesto en torno a los 850.000 euros-, tras la apertura del Guggenheim en la capital vizcaina.

El PP equipara al arte nazi con Pablo Neruda

Antes del segundo punto referente a la sala Rekalde, en la que el PP planteó la absorción de la sala por el proyecto expositivo del Museo de Bellas Artes, para que termine convirtiéndose en un apéndice del mismo -punto rechazado por EB, PSOE y PNV (Aralar había abandonado ya molesto la sala)-, Arturo Ignacio Aldecoa, como portavoz del PP, se lució. ««Aquí -dijo- no hay censura, hay responsabilidad», para mostrar a continuación las películas «El triunfo de la voluntad» y «Olympia», de Leni Riefenstahl, un catálogo de obras del III Reich destruidas -«esculturas y arquitectura que se dinamitaron, y se hizo bien»- y un pasaje del poema «Canto general», de Pablo Neruda, como ejemplos de «obras que son absolutamente perniciosas y deben ser ignoradas o destruidas», sacando las citadas obras de su cartera. GARA

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