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Obama cumple cien días en la Casa Blanca

Mil y un retos para cien días de gracia

Barack Obama sellará hoy sus 100 días en el poder con una comparecencia televisada en Saint Louis (Misouri). Culminará el tradicional período de gracia otorgado a los presidentes estadounidenses evidenciando otra vez una de las principales razones de su éxito: la importancia que otorga a la comunicación.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Obama es el mensaje y sin él nunca el senador por Illinois se habría convertido en el fenómeno socio-político que le llevó en volandas y contra todo pronóstico -desde las primarias- a la Casa Blanca el 20 de enero de 2009 y que trascendió, y sigue haciéndolo, las fronteras de EEUU.

No hay duda de que la obamanía instalada en buena parte de la prensa occidental ha influido en el hecho de que Obama haya capitalizado, como prácticamente ninguno de sus predecesores, los titulares de los tres últimos meses. Cierto es que su cobertura no ha sido mayor que las expectativas que generó y sigue generando. Y tampoco excede a la magnitud de los desafíos que afronta el cuadragésimo cuarto presidente de EEUU.

«Terrorismo»: Una de cal, otra de arena

Tras su llegada a la Casa Blanca, Obama tardó escasas horas en anunciar que «la tortura no tiene sitio en EEUU» -lo que equivalió a reconocer implícitamente su práctica- y en prometer el cierre, en el plazo de un año, del centro de detención de Guantánamo.

Ha sido éste, el de pasar página de la era Bush en materia de «antiterrorismo», uno de sus principales anuncios estrella y, a juicio de los defensores de los derechos civiles en EEUU, se perfila como un test fundamental para el nuevo presidente.

Por lo que toca a Guantánamo, un grupo de trabajo intergubernamental examina desde febrero cada uno de los dossieres de los actualmente 240 prisioneros en el centro. Pero Bush dejó a Obama un problema endiablado. ¿Dónde encontrar países de acogida para los «liberables»? ¿Qué hacer con el resto? ¿Y con los que no pueden ser inculpados porque fueron torturados o con los que fueron detenidos siendo menores? Todo un regalo envenenado de Bush.

Más allá, otra de las grandes pruebas de fuego de Obama consistirá en si permite o no la impunidad de los cargos de la anterior Administración implicados en la construcción de la arquitectura legal que ha permitido la creación de todos los centros de detención y tortura, públicos o secretos, que se ha comprometido a cerrar el presidente.

Hasta ahora, Obama se ha limitado a intentar ganar tiempo con generalidades y apelaciones a hacer desaparecer el dossier en el cajón de una comisión bipartita.

Política exterior: Gestos para un giro

Sin olvidar la presentación de un calendario de repliegue de las tropas de Irak -comprometido en las últimas semanas por el repunte de la violencia interconfesional y los atentados en el país-, el mundo musulmán, y Latinoamérica se han convertido en los principales receptores del nuevo tono.

En entrevista a la cadena árabe al-Arabiya, el sucesor de Bush remarcó la a su juicio necesaria distinción entre el mundo islámico y el yihadismo internacional («terrorismo islamista»).

La oferta de colaboración y comprensión mutua («extender la mano») la ha hecho extensiva a Irán, en una muestra de que Washington considera a Teherán, con su programa nuclear en marcha imparable, un actor ineludible en la región.

No obstante, será la cuestión palestina la verdadera «prueba del algodón» de Obama para el mundo árabe-musulmán. La llegada al poder en Tel Aviv de personajes como Netanyahu y Lieberman puede darle margen de maniobra, pero la cuestión central sigue residiendo en el estatus privilegiado que disfruta Israel -a través del influyente lobby judío- en EEUU. Y la cuestión general de la influencia de los lobbies en la política nacional, que Obama se comprometió a atacar, se ha convertido en uno de sus principales deberes en estos cien días.

El levantamiento oficial de las restricciones a los viajes a Cuba que precedió a una cumbre de las Américas en la que se dio el inédito encuentro entre Obama y el presidente venezolano, Hugo Chávez, tiene desde el pasado 13 de abril continuidad en las primeras reuniones informales entre Washington y La Habana.

Mientras los países latinoamericanos le exigen, con más o menos contundencia, el final del bloqueo a Cuba, Obama no ha dudado en pedir contrapartidas al Gobierno de la isla, lo que denota la vieja concepción estadounidense de lo que sería la simple aplicación de la justicia histórica e internacional como una medida instrumental para forzar cambios siempre por encima de la voluntad de los habitantes de la isla caribeña.

Por lo que respecta a Europa, y siguiendo con su anunciado nuevo acercamiento a la relación con Rusia -la OTAN reanuda hoy mismo sus reuniones oficiales con Moscú- Obama llegó a proclamar en su reciente visita a Praga su deseo de un mundo sin arsenales nucleares. Todo le queda por hacer en la materia al presidente de la primera potencia nuclear mundial. Por de pronto, ni siquiera ha anunciado oficialmente la retirada de su escudo antimisiles en Europa Oriental.

Política social: El segundo mundo

En los últimos lustros, y en una tendencia coincidente con la asunción entusiasta de los parámetros más ultraliberales, EEUU presenta unos índices socioeconómicos que lo han situado cada vez más lejos de lo que se ha dado en bautizar, tendenciosamente, como Primer Mundo.

En sus primeros cien días, Obama ha ampliado la cobertura sanitaria a 3,5 millones de menores sin seguro médico. Su promesa va más allá e incluye dotar de cobertura social a los 46 millones de estadounidenses que carecen de ella. Del cumplimiento de esta medida, más urgente aún si cabe en tiempo de crisis, depende su credibilidad.

No obstante, estos planes no casan con sus promesas -fieles a la ortodoxia liberal- de reducción de impuestos, incluso de las más progresivas. Menos aún cuando el déficit público se elevará este año a la friolera de casi dos billones de dólares. Un déficit que no viene de ahora y que se antoja el «Talón de Aquiles» de EEUU ya en los últimos años.

Crisis global: El ser o no ser para Obama

Obama ha lanzado su plan estrella de relanzamiento económico para los próximos tres años y cifrado en 787.000 millones de dólares, casi la mitad de ellos (286.000 millones) destinados a aliviar la presión fiscal para promover el consumo.

También ha desbloqueado otros 235.000 millones de dólares del paquete de 700.000 millones comprometidos por la Administración Bush para estabilizar el sistema financiero. Como novedad, y en un intento de afrontar las críticas del «americano de a pie» a las subvenciones multimillonarias a bancos y grandes empresas, ha incluido una partida para facilitar que los propietarios de viviendas en dificultades puedan renegociar sus créditos.

100 días se antojan un segundo ante la profundidad de la actual crisis y la situación sigue siendo catastrófica, pese a anuncios optimistas -para muchos interesados- que insisten en atisbar el final del túnel.

No pocos han comparado el plan de Bush con el New Deal de Franklin D. Roosevelt de comienzos de la década de los años 30 del siglo pasado. Sea como fuere, Obama es consciente -y así lo ha dicho públicamente- de que su futuro político depende de ello.

Mañana comienza el día 101 de la era Obama. Y los retos, nacionales e internacionales, siguen ahí. Gigantescos.

Obama insiste en apretar a Pakistán pero no puede darse el lujo de ahogarlo en sus contradicciones

El presidente ha reorientado la prioridad militar de Irak a Afganistán, poniendo en el corazón de su estrategia militar a Pakistán.

Lejos de desaparecer, los bombardeos casi diarios contra objetivos en las zonas tribales pastunes del noroeste del país se han recrudecido y las víctimas de la era Obama se cuentan ya por centenares.

Obama ha prometido incrementar la ayuda financiera a Islamabad a cambio de su implicación en esta lucha contra la retaguardia talibán pero los analistas recuerdan que no puede poner condiciones inasumibles a uno de sus aliados, bien que ladino, en la región, a riesgo de enfurecer a la población, mayoritariamente hostil a EEUU. GARA

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