No es la primera vez que la música, con la ayuda del cine, sirve como nexo de unión entre culturas aparentemente diferentes y distanciadas. Descubrimos y disfrutamos con el calor habanero que fluía de la guitarra de Ry Cooder cuando acompañó a los superabuelos de Buena Vista Social Club y, más recientemente, cuando Fatih Akin nos invitó a cruzar el puente sonoro del Bósforo que divide Estambul. Lo viejo y lo nuevo se unían para vindicar la supervivencia y evolución coherente de una cultura musical que desconoce el término Tiempo.

Espoleado por la necesidad de rescatar del silencio la evidencia de una conducta cultural asediada por los bombardeos y el silencio cómplice del mundo occidental, Fermin Muguruza ha construido un nexo de unión con el pueblo palestino utilizando la música. Siguiendo la ruta dictada por las voces y los instrumentos, Muguruza recrea un viaje que elude los chekpoints israelíes y plasma en imágenes un crisol de tendencias y sonidos interpretados por un variado grupo de artistas palestinos que hermanan su cultura ancestral y las tendencias novedosas del hip hop. Partiendo del funeral del poeta Mahmoud Darwish, la cámara atrapa los paisajes emocionales que cohabitan en un pueblo que también sabe combatir con sonrisas, canciones y versos. Fresco, dinámico y cargado de emoción, «Checkpoint Rock» es un trabajo documental de obligada visión que plasma en imágenes las palabras legadas por Gabriel Celaya: «La poesía es un arma cargada de futuro».