La crisis económica protagonizó en todo el mundo las manifestaciones del Primero de Mayo, que contaron con mayor participación y reclamaron medidas políticas para paliar la situación de los trabajadores y garantizar el empleo. En el Estado francés los ocho grandes sindicatos se unieron por primera vez con una multitudinaria protesta en París y otras 280 por todo el Estado contra la política del Gobierno y los empresarios que se aprovechan de la crisis, reflejando un descontento general.

En el Estado español las críticas a la propuesta de la patronal de flexibilizar el mercado laboral o abaratar el despido centraron las manifestaciones de UGT y CCOO, que mencionaron la posibilidad de una huelga general si se recortan derechos de los trabajadores, aunque apostaron por reforzar el «diálogo social» como solución ante la crisis.

En Alemania la Policía cargó duramente contra los manifestantes de izquierda que trataron de impedir las marchas neonazis en Berlín y otras ciudades.

También hubo represión en Turquía, donde varios miles de personas lograron «reconquistar» la emblemática Plaza de Taksim de Estambul por primera vez en 32 años en medio de una fuerte presión policial. Hubo al menos 37 heridos y 68 detenidos. En Austria, en la ciudad de Linz, también hubo más de 20 heridos y cinco detenidos. En Grecia, hubo cargas policiales pero sin heridos ni detenidos.

En Italia,la situación de las víctimas del reciente terremoto de L'Aquila fue el principal punto de las reivindicaciones de una reconstrucción segura y sin especulaciones ni robos.

La manifestación de Moscú batió récord de participación de los últimos años, con más de 70.000 manifestantes, entre opositores y oficialistas, por primera vez unidos.

Fuera de Europa, en Cuba, su presidente, Raúl Castro, presidió el desfile central del Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución de La Habana, en el que se reiteró el compromiso de la isla con el socialismo.