Tras la investidura de Patxi López
López habla a la vez de «beligerancia absoluta» y «disposición a arriesgar»
La primera entrevista concedida por el ya elegido lehendakari de Lakua, Patxi López, fue utilizada para lanzar un mensaje ambivalente. Aseguró que su gobierno va a ser «absolutamente beligerante» no sólo contra ETA sino también para «deslegitimar cualquier atisbo de comprensión». Al mismo tiempo quiso introducir un matiz: «Yo no concibo, si tengo que arriesgar, no hacerlo», comentó. El líder del PSE asegura que «la paz será el objetivo fundamental».
GARA | BILBO
Apenas unas horas después de ser investido lehendakari, Patxi López quiso utilizar su primera entrevista -concedida a la Cadena Ser- para lanzar un doble mensaje. El primero remarca la estrategia que seguirá en el presente y que está definida en su discurso de investidura y en la posición fijada paralelamente por el Gobierno español: «Beligerancia absoluta». La segunda se proyecta a futuro, de modo impreciso y con una formulación rocambolesca: «Yo no concibo, si tengo que arriesgar, no hacerlo».
López respondió así cuando se le preguntó si arriesgará en el caso de que vea algún resquicio para hacerlo. En otros momentos puso énfasis en afirmar que se toma la consecución de la paz como «el objetivo fundamental», pero lo hizo apostando siempre por la vía de la «beligerancia» como fórmula.
Pese al desequilibrio entre las dos afirmaciones, la idea de que el nuevo inquilino de Ajuria Enea estaría dispuesto a «arriesgar» llamó la atención en algunos medios españoles, que la llevaron a sus principales titulares en los informativos de radio y televisión. Por ello, desde el PSE y el Gobierno español no se tardó en remarcar que no hay cambio alguno en la estrategia del partido.
«No sólo hace falta detener»
En la citada entrevista, López aseguró que «ahora va a haber un gobierno absolutamente beligerante contra el terrorismo, un gobierno que tiene muy claro que para acabar con ETA no hace falta sólo detener a terroristas, que por supuesto también, sino además deslegitimar cualquier atisbo de comprensión y de justificación de la violencia».
«Y es verdad que ha habido un déficit en Euskadi», apuntó a continuación, obviando hechos como la retirada de fotos de presos realizada por la Ertzaintza el mismo martes en Donostia, todavía a las órdenes de Javier Balza y Juan José Ibarretxe. «Desde ahora -añadió-, los espacios públicos, los medios de comunicación públicos, son espacios para los demócratas en los que no habrá sitio para ningún atisbo de justificación o comprensión, ni mucho menos de aplauso de la violencia».
López apostó directamente por el veto a ciertas informaciones, al indicar que «en demasiadas ocasiones» ha visto que «se reservaba permanentemente un espacio en los medios públicos al mundo del abertzalismo radical que justificaba la violencia cuando no había una noticia que lo justificara».
Según su tesis, «el rechazo social y la deslegitimación social es una pieza fundamental para hacer que ETA no tenga relevo posible, que haga que cuando se detiene a un terrorista no haya otro que se ponga en su sitio».
En este contexto, admitió las dificultades que ha tenido para formar gobierno después de la amenaza directa formulada por ETA, que le han impedido materializar el deseo de contar con un gabinete cargado de independientes. Confirmó que ha habido renuncias «por la amenaza de ETA, la situación complicada que uno vive cuando deja de pertenecer a la esfera de lo privado para pasar a la esfera de lo público y lo único que le ofrecen a uno es, seguramente, la mitad de sueldo y dos escoltas».
De la Vega: «O ellos o nosotros»
Preguntada por las declaraciones de Patxi López y por si deben entenderse como una puerta abierta a la negociación, María Teresa Fernández de la Vega lo negó. Aseguró que el Gobierno busca solamente el fin de ETA, «y si no lo pone ella, lo vamos a poner nosotros».
Al margen de ello, la número dos del Gobierno de Zapatero saludó la llegada de Patxi López al Palacio de Ajuria Enea y aseguró que servirá para llevar a cabo un «cambio tranquilo» y para dejar atrás «el tiempo de la confrontación».
El PP ha puesto a Patxi López en Ajuria Enea y deja claro que está dispuesto a vigilar sus pasos. En concreto, Jaime Mayor Oreja saludó ayer su investidura como lehendakari, pero advirtió de que «ahora lo importante es que esté a la altura del reto que tiene delante; yo espero que sí».
Mayor Oreja fue señalado anteayer por el ex presidente español José María Aznar como la persona que «encendió la antorcha» para el asalto unionista a Ajuria Enea, en alusión al intento frustrado del año 2001, que ha sido consumado ahora por Patxi López tras la ilegalización.
Entre medio, sobre todo durante el proceso de negociación 2005-2007, PP y PSOE han mantenido relaciones tensas en muchos momentos. Mayor Oreja quiso matizar ayer uno de ellos: «Yo nunca sostuve que Patxi López fuera el candidato de ETA».
En un diagnóstico de futuro, el ex ministro de Interior dijo que prevé que la izquierda abertzale «va a desalojar al PNV de la oposición», pero que lo va a hacer «desde la calle». Y preguntado por el adiós de Juan José Ibarretxe, evitó cualquier tipo de reconocimiento, al contrario que hizo su compañero Antonio Basagoiti en el Parlamento. «Él dice adiós y yo no tengo nada más que decir», apuntó.
También desde el PP, Javier Arenas afirmó que «hay un nuevo gobierno porque hemos dado una gran lección de principios y convicciones» con el fin de «dar una oportunidad a la libertad». «Merecía la pena, y por eso hemos dado el voto a López sin condiciones», añadió.
López recibió también el aval de UPyD. Su presidenta, Rosa Díez, le recordó ayer que debe el cargo incluso a la Guardia Civil: «Está ahí por la resistencia de miles y miles de ciudadanos que viven en Euskadi. Está ahí por el sacrificio de centenares de chavales de toda España que subieron con su uniforme a defender nuestras vidas, a protegernos y a hacer posible que algún día hubiera un cambio en el País Vasco».
El candidato de la lista conjunta de ERC, BNG, Aralar y EA a las elecciones europeas, Oriol Junqueras, lamentó ayer la situación creada en Euskal Herria tanto por la acción de ETA como por que haya tomado el gobierno de Lakua el PSOE, «algunos de cuyos miembros fueron encausados por organizar una banda terrorista». Así se pronunció en el Congreso español durante la presentación de su candidatura. Junqueras no es miembro de ERC, sino independiente. Desde el partido, Joan Ridao mostró su temor de que el frente PSOE-PP pueda «cargar de razones» a ETA. Josep-Lluís Carod-Rovira, por su parte, escribió en su blog que López «será el lehendakari de la Ley de Partidos».
La izquierda abertzale advirtió ayer a PSOE y PP que fracasarán en su afán de «resucitar» el marco constitucional estatutario de la mano de Patxi López como lehendakari ya que, «por encima de fotos trucadas, manipulaciones y mentiras, en este país una mayoría política y social quiere un cambio en la línea de la soberanía».
Ante una sala repleta de medios de comunicación en un hotel de Bilbo, Miren Legorburu y Julen Aginako afirmaron que López será el nuevo inquilino de Ajuria Enea tras unas elecciones «tramposas», en las que se han conformado un Parlamento de Gasteiz, al igual que antes sucedió en Iruñea, «antidemocrático y que carece de legitimidad porque no es espejo de la voluntad de la ciudadanía, sino ejemplo de la imposición española».
«PSOE y PP, al utilizar la política de ilegalizaciones, al excluir a decenas y decenas de miles de ciudadanos vascos de su derecho a votar y a la representación, se han visto obligados a resucitar un marco agotado e intentar hacerle un `lifting' para frenar el cambio en profundidad», declararon los independentistas.
No fueron las únicas formaciones a las que achacaron valerse de la Ley de Partidos para desdibujar el mapa político vasco. Al PNV, Aginako le acusó de «usurpar» decenas de cargos. «No sólo hay un gobierno ilegítimo y antidemocrático, sino que también hay decenas y decenas de ayuntamientos y diputaciones ilegítimos y antidemocráticos», remarcó.
Incidió en que PSOE y PP han logrado, a través de las ilegalizaciones, conformar «un parlamento y un gobierno unionista» en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa al servicio «del no-cambio, de la no-solución». Y poco más, pues estimaron que la apuesta de ambos partidos por «cerrar la fase de Lizarra-Garazi», pivotada en el derecho a decidir y la territorialidad, y abrir otra española ha fracasado. «No han conseguido -refiriéndose a los partidos liderados por Zapatero y Rajoy- que la sociedad vasca le dé la espalda al deseo de cambio político en profundidad».
Frente a la persecución y el anuncio del lehendakari López de que intentará ocultar las iniciativas políticas de la izquierda abertzale, Legorburu y Aginako subrayaron que la izquierda independentista «sigue aquí por responsabilidad política, por compromiso con nuestro pueblo». El cambio vendrá de la izquierda abertzale -aseguraron-, del trabajo en común de las fuerzas que creemos en Euskal Herria. Este pueblo necesita una solución dialogada, negociada, para transitar de este marco de democracia cero a un marco democrático».
En ese camino, Aginako resaltó la importancia de la huelga general convocada por la mayoría sindical vasca para el 21 de mayo, que definió como «un mojón, uno más». «Va a dar luz sobre esa cortina que intentaron poner ayer [por el martes] en el Parlamento de Gasteiz y que intentarán poner en los próximos meses sobre esa falsa realidad de esa mayoría unionista», dijo. Aclaró a continuación que esa jornada de huelga y movilización «aportará la foto real de que en este país hay fuerza, masa crítica política y social, una mayoría abertzale que opta por superar ese marco constitucional y estatutario, por un cambio político basado en el reconocimiento de los derechos democráticos de Euskal Herria y que tenga en cuenta que los beneficiarios van a ser los sectores populares y la clase trabajadora».
Comentó que el reto del independentismo de izquierda es «ofrecer una estrategia eficaz que haga a esa mayoría social políticamente eficaz, que ese ansia de cambio se transforme en una práctica para el cambio, en un camino que nos lleve a superar esta situación antidemocrática y a ver una Euskal Herria libre». Al respecto, achacaron a los ejecutivos de Ibarretxe no haber favorecido una estrategia soberanista. «El PNV no ha querido recorrer el camino que la mayoría de nuestro pueblo, y también de las bases abertzales del PNV, quiere recorrer».