España se tambalea. El golpe que ha recibido es de los que marcan época y parece que los cimientos del Estado no van a aguantar mucho más. Con un par de abucheos más al himno español y al Borbón, vascos y catalanes podremos decir al mundo «Good bye Spain».

Hace años que conozco al coordinador de ESAIT, Martxel Toledo, con quien he colaborado en diversas iniciativas con el objetivo común de poder hacer realidad la oficialidad de las selecciones deportivas de nuestras naciones. El pasado miércoles, con motivo del partido entre el Barça y el Athletic, se presentaba una ocasión inmejorable para poder escenificar las ansias de libertad de Euskal Herria y Catalunya. Lo teníamos todo y se debía aprovechar: un creciente clima independentista en ambos países, unas aficiones entregadas, todos los medios de comunicación presentes y los máximos símbolos de la españolidad en las gradas de Mestalla. Con este escenario, los amigos de ESAIT sabían que existía una gran oportunidad, y lo primero que hicieron fue tender la mano fraternalmente a Catalunya. Querían compartir con nosotros la posible victoria, y con gran honestidad propusieron a la Plataforma Pro-Seleccions Catalanes el manifiesto «Una nación, una selección» donde, aparte de reivindicar la oficialidad de nuestras selecciones, se proponía silbar y dar la espalda a los símbolos de uno de los dos estados que pisotea los derechos de nuestros pueblos. Por desgracia, la respuesta de la entidad catalana no fue la que debería corresponder a aquellos que dicen defender una legítima aspiración de Catalunya. Mantuvieron la ambigüedad hasta el último momento para acabar diciendo que no podían suscribir un redactado donde «se instaba a silbar al Rey y al himno español». Si consideran que no tenemos derecho ni a silbar, ¿cómo demonios vamos a tener derecho a nuestras selecciones? ¿Qué credibilidad patriótica puede tener alguien que no se atreve ni a protestar? Por desgracia, también éstas son miserias que tenemos que padecer los países sometidos.

Sé que esto decepcionó a los amigos de ESAIT. Pero en lugar de dejarnos de lado, continuaron intentando que el posible éxito de la iniciativa repercutiese también en la nación catalana, y por ello Martxel Toledo contactó conmigo para realizar conjuntamente en Barcelona una rueda de prensa donde hicimos público el manifiesto. A partir de ahí, todos conocemos la historia. La iniciativa de ESAIT y Catalunya Acció fue seguida de forma absoluta por los seguidores catalanes y vascos durante la final. Era antológico escuchar las radios españolas que, con un hilo de voz, asumían una derrota en toda regla al ver totalmente boicoteado y anulado tanto su himno nacional como a su jefe de estado. Si Franco proclamaba en abril de 1939 que «en el día de hoy, el ejército rojo, cautivo y desarmado...», nosotros podemos afirmar que el pasado día 13 de mayo las hordas mediáticas y políticas hispánicas, cautivas y desarmadas por las voces independentistas vascas y catalanas, han empezado su repliegue que finalizará con la proclamación más pronto que tarde de los estados catalán y vasco.

Lo acontecido durante estos días no puedo negar que ha sido un gran impulso para nuestro proyecto político. Hemos sabido aprovechar la ocasión a favor de los intereses nacionales de nuestros países. Pero gracias al ofrecimiento y colaboración de ESAIT el nombre de Catalunya Acció, y el mío concretamente, ha llegado más lejos de lo que lo había hecho hasta ahora. Por tanto, en nombre de mi organización quiero enviar un cordial y afectuoso «Eskerrik asko, ESAIT!», y en nombre de Catalunya un fuerte «Eskerrik asko, Euskal Herria!»