Los combates entre el Ejército de Pakistán y los talibán ha provocado el desplazamiento forzado de 987.000 civiles en menos de dos semanas, según los últimos datos de la ONU, aunque un representante de Unicef allí dijo que «se cree que hay miles de desplazados más que no están contabilizados».

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas (Acnur), miles de ellos se presentan «cada hora» para ser registrados y poder percibir algún tipo de ayuda. Éstos se suman a una oleada anterior de 550.000 personas que huyeron de sus hogares desde el pasado agosto.

Martín Mogwanja, de Unicef, recordó que hay poblaciones enteras atrapadas por los combates y que los talibán impiden la huida de los civiles. Aún así, sostuvo que donde ha sido posible «entre el 90% y el 100% de la población se ha marchado».

Atrapados en Mingora

El Gobierno levantó temporalmente el toque de queda impuesto en el valle de Swat para permitir la salida de miles de personas que todavía siguen atrapadas en Mingora. 200.000 de sus 300.000 habitantes estaban atrapados allí, donde los talibán se preparaban para el asalto de las tropas gubernamentales, que mantienen cercada la ciudad desde hace días.

Durante el día, cientos de autobuses y vehículos a motor cruzaron el puesto de control militar de Shaguna Naka, en el límite de la zona de combates, hacia Mardan, donde se encuentran los primeros campos de refugiados. Decenas de miles de habitantes de Mingora se apilaban en ellos, incluso sobre sus techos, junto a sus pertenencias.

Muchos desplazados relataron que los bombardeos indiscriminados del Ejército están matando a civiles, tanto en Mingora como en los tres distritos donde se está llevando a cabo la ofensiva, Bajo Dir, Buner y Swat. El Ejército ha asegurado que no asaltará la ciudad antes de elaborar una estrategia que le permita minimizar los «daños colaterales».