Un subsecretario de Justicia, Shalik Malik, ha sido suspendido en su cargo a la espera de los resultados de una investigación sobre sus dietas. Es la primera vez que un miembro del Gobierno del primer ministro, Gordon Brown, es defenestrado en el marco del escándalo que rodea a ministros y parlamentarios.

Brown ha pedido a uno de sus consejeros que investigue las revelaciones del diario `Daily Telegraph», que informó de que Malik recibió 66.827 libras (75.000 euros) por una segunda residencia en Londres mientras no pagaba más de 100 libras (112 euros) semanales, un alquiler menor que el precio de mercado, por su residencia principal en el extrarradio de la capital.

Malik, que habría recibido asimismo 730 libras por unas sesiones de masaje, asegura que se trata de «gastos legítimos» aunque ha prometido dar a una obra de caridad el millar de libras que recibió por la compra de un home-cinema.

El escándalo se ha cobrado ya las cabezas del ex ministro laborista Elliot Morley y de Andrew MacKay, uno de los principales asesores del líder de los tories, David Cameron.

Castigo electoral

Las encuestas de intención de voto para las europeas de junio apuntan a un descenso del 37 al 28% de los apoyos a los conservadores. Los laboristas no salen mejor parados y bajan de un 22 a un exiguo 19%.

A la altura del barro, la clase política ha reaccionado agitando el fantasma de la posibilidad de que el descontento de la población alimente el voto a la extrema derecha del BNP.

Este caso alimenta esa sensación de que todos los políticos son iguales, uno de los principales mensajes de campaña de la extrema derecha británica de cara a los comicios.