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Firma del convenio de financiación Iruñea-Madrid

Sanz justifica el pago del TAV en que «Navarra estaba aislada de Madrid»

El «corredor navarro» del TAV está cuantificado en 1.500 millones de euros (nueve veces más de lo que costó Itoitz). Ayer se firmó el convenio de financiación Iruñea-Madrid, que establece un reparto claramente desequilibrado: Nafarroa anticipa el pago dos años mientras Madrid sólo se compromete «en función de las disponibilidades presupuestarias».

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Ramón SOLA | IRUÑEA

Con una simple rúbrica puesta ayer a las 11.15, el presidente del Gobierno navarro, Miguel Sanz, ha embarcado a las arcas forales en la mayor obra pública de su historia. Tras años de polémica, el Ejecutivo que lidera ha aceptado una fórmula de financiación del TAV por la que Nafarroa acepta anticipar el pago de las obras del «corredor navarro» durante dos años, tras los cuales el Gobierno español iría devolviendo su parte a través de descuentos del Cupo que abona cada año Iruñea a Madrid.

Éste es el compromiso global incluido en el protocolo que sellaron ayer en Iruñea Sanz y el ministro de Fomento, José Blanco. En él queda claro que «el Gobierno de Navarra abonará el gasto financiero del préstamo preciso para esa inversión», es decir, los intereses, que se presumen multimillonarios teniendo en cuenta la cantidad presupuestada. En cambio, el grado de implicación de la parte estatal es difuso. Así, la letra pequeña del protocolo dice sólo que «es voluntad de la Administración General del Estado asumir» la parte que le toca, pero matiza acto seguido que se hará «en función de las disponibilidades presupuestarias».

Pese a la evidente desigualdad del compromiso, ambas partes parecían mostrar el mismo grado de satisfacción. Incluso era Miguel Sanz quien parecía más eufórico. Aunque ha sido la parte navarra la que ha facilitado el fin de este litigio con su iniciativa de asumir el pago al menos dos años, el presidente del Ejecutivo navarro dio las gracias tanto a Blanco como a la vicepresidenta económica, Elena Salgado, e incluso al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de quien afirma ahora que siempre ha tenido voluntad «pero no encontraba una solución».

Más sorprendente todavía resultó el argumento usado por Sanz en favor de este proyecto: «Tradicionalmente Navarra ha estado aislada del centro de España, a veces por nuestra cul- pa, para que no nos influyese el centralismo». Añadió que «es una obra imprescindible para los navarros y para el conjunto de los españoles». Y se mostró especialmente elogioso con José Blanco: «Tú, ministro, eres un hombre de palabra, y lo digo yo por razones obvias», apuntó. Sanz se refería, evidentemente, a la actitud adoptada por el ahora ministro y entonces secretario de Organización del PSOE en verano de 2007, cuando fue el encargado de imponer a sus compañeros del PSN que renunciaran a un gobierno alternativo y cedieran el poder a UPN.

Blanco se ha mostrado en esta visita a Nafarroa muy interesado en remarcar que aquella decisión fue correcta y en rubricarlo incluso con paseos por la calle, muy inhabituales en responsables institucionales de este tipo. Anteayer por la tarde se dejó ver por calles como Estafeta y ayer también recorrió el Paseo de Sarasate para que los fotógrafos captaran su imagen.

Boato oficial y puntos obviados

Pese a la satisfacción expresada por Sanz, el convenio deja sin resolver otras cuestiones que interesan más a la parte navarra que a la estatal. Así, no se aclara si el TAV pararía también en Tutera -lo que no fue óbice para que su alcalde, Luis Casado (UPN), fuera uno de los que se sumaron a la celebración-. Y tampoco se detalla dónde estaría la conexión con la «Y vasca». Preguntado por ello, José Blanco se limitó a manifestar que es ahora cuando se empezarán a estudiar las alternativas y a definir los recorridos exactos.

En consecuencia, tampoco se ofrecen datos detallados del presupuesto, más allá de la cifra global de 1.500 millones de euros. El Gobierno navarro elude por ahora precisar a cuánto ascendería el préstamo que habrá que contratar para anticipar el pago de las obras. Cuando formuló su propuesta finalmente aceptada por Zapatero, Sanz dijo que confía en lograr unas condiciones ventajosas debido a la buena calificación que tienen las arcas navarras en el panorama internacional.

En realidad, en el acto celebrado en la sede del Gobierno navarro no se firmó un convenio, sino dos. El primero es el denomi- nado «Protocolo general» para la construcción del TAV Iruñea-Zaragoza, en el que se establece la fórmula de pago y se prevé que las obras comiencen en el año 2011. Hay otro segundo que hace referencia a la nueva estación de Iruñea (entre el barrio de Etxabakoitz y la vecina Zizur Nagusia) y a la eliminación del actual bucle ferroviario, ya que «interfiere y dificulta el crecimiento urbanístico de la conurbación de la capital».

El Ejecutivo de Sanz quiso que representantes políticos, económicos y sociales acudieran al acto de la firma para escenificar que se trataba de «un gran acuerdo político e institucional, histórico».

Además del Gobierno navarro al completo y de los principales electos de UPN, PSN y CDN, estuvieron también los máximos líderes de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), los sindicatos UGT y CCOO, la UPNA, la Cámara de Comptos, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, alcaldes de estos partidos... En el Salón del Trono no faltó siquiera algún que otro uniforme militar.

 

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