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Los grupos de «espionaje a presos» ya se están creando en las cárceles vascas

El Gobierno español filtró recientemente que ha decidido crear grupos específicos de «seguimiento a presos» especiales, entre ellos los vascos, oficializando una situación que ya se producía «de facto» anteriormente. El sindicato ELA ha desvelado ahora que en las prisiones de Martutene, Langraiz y Basauri se han dado pasos para componer equipos que estarían formados por tres carceleros encargados de llevar al día una «ficha» exhaustiva de los encarcelados.

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La intención del Gobierno español de crear grupos de carceleros dedicados expresamente al espionaje de presos políticos vascos parece ser ya una realidad. El sindicato ELA ha explicado en una nota que los denominados de manera oficial como «grupos de control y seguimiento de internos» se van conformando en las últimas semanas al menos en las prisiones vascas de Martutene (Gipuzkoa), Langraiz (Araba) y Basauri (Bizkaia).

Concretamente, la nota emitida por la central vasca apunta que el plazo límite para que los carceleros pudieran optar a alguno de esos puestos especiales de nueva creación -al parecer, tres por cárcel- finalizaba el pasado día 13 de mayo.

Una orden interna del Gobierno español revelada a mediados de abril por el diario ``Público'', y recogida después por GARA, dio a conocer la existencia de estos grupos de espionaje, que al parecer llevan actuando desde agosto del pasado año en algunas prisiones.

El Ministerio del Interior español buscaría con estos grupos someter a un control aún más exhaustivo los presos políticos vascos, así como a los prisioneros ligados al GRAPO, a los islamistas y a algunos grupos de «delincuencia organizada».

Pese a que la práctica del espionaje no es ni mucho menos novedosa para los presos políticos vascos, la creación de estos grupos oficializa esta práctica y faculta a los carceleros a desarrollarla bajo el consentimiento de un reglamento en el que, como ejemplo, se prevee controlar todo tipo de publicaciones que leen e incluso las inscripciones que hagan en ellas.

Vigilar, hasta los barrotes

Entre las funciones que Alfredo Pérez Rubalcaba asigna a estos grupos se incluye el control de todas las actividades de los presos, desde su participación en actividades culturales, deportivas, educativas o religiosas que se puedan dar dentro de la prisión hasta sus relaciones con otros internos.

Los funcionarios de prisiones que formen parte de estos grupos elaborarán, además, fichas de cada uno estos presos en las que anotarán detalles como la dieta que sigue, si cambia su aspecto físico, si pide cambios de celda... La orden emitida por el Ministerio que lidera Rubalcaba faculta a los carceleros a registrar exhaustivamente sus celdas cuando lo decidan. El protocolo establece que se anoten los títulos de los libros que leen los presos o que registren «hasta los barrotes».

El sindicato ELA ha reprochado que no se informe a las organizaciones sindicales sobre las labores y normas de selección correspondientes a dichos grupos de seguimiento. Y denuncia que las medidas de control, tal y como se recoge en la normativa, tienen su justificación en el mantenimiento de la seguridad de los centros, «y no en oscuros intereses» del Estado español, según apostillan en la nota remitida a los medios de comunicación.

NADA QUE VER

A juicio de ELA, los carceleros son «funcionarios civiles y no fuerzas de seguridad del Estado», por lo que aseguran que su labor «nada tiene que ver con la de esos grupos».

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