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El futuro de Garoña está en manos del PSOE y se decide en menos de un mes

El informe técnico sobre la central de Garoña elaborado por el Consejo español de Seguridad Nuclear está al caer. Antes del 5 de junio harán público su dictamen. Aún así, se trata de un simple informe preceptivo, no vinculante, y la decisión únicamente recae sobre el Gobierno del PSOE.

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Zuriñe ETXEBERRIA

El próximo 5 de julio expirará el plazo de explotación de la central nuclear de Santa María de Garoña tras la prórroga de diez años que le fue concedida en 1999. Es labor del Consejo español de Seguridad Nuclear presentar un dictamen técnico antes de la fecha tope, fijado para el próximo 5 de junio, exactamente un mes antes de que se decida, de una vez por todas, el futuro de la central de Garoña. Para evidenciar que la sociedad alavesa, y en general la vasca, defiende el cierre de la central nuclear, la Coordinadora Araba Sin Garoña ha convocado una manifestación este sábado, día 30, que partirá a las 19.00 en la capital alavesa.

El documento que el CSN emitirá en pocos días, no será en ningún caso decisivo, ya que se trata de un informe meramente preceptivo. Una vez hecho público el documento, indiferentemente de que éste sea negativo o favorable, únicamente el Gobierno español, con el PSOE al timón, tendrá en sus manos la llave para el cierre de esta central de primera generación. Por lo que resulta evidente que la decisión sobre el futuro de Garoña será más política que técnica.

El Consejo de Seguridad Nuclear es el heredero directo de la Junta de Energía Nuclear, que fue un organismo franquista para instaurar y producir este tipo de energía en el Estado español. Tampoco hubo ni ha habido depuración alguna dentro de este organismo, siendo sus intereses muy cercanos a los de las compañías eléctricas. Desde su inauguración, la empresa propietaria de Garoña ha sido Nuclenor S.A., formada por dos de las mayores empresas eléctricas estatales, con igual participación: Iberdrola y Endesa.

Santa María de Garoña inició su andadura en octubre de 1970 y es, después de la de Zorita -ya cerrada por decisión del Gobierno español en el 2006-, la central nuclear más antigua del Estado español. Además, es la única de las centrales de primera generación que sigue en funcionamiento tras el cierre de Vandellós y la ya mencionada Zorita. Garoña adquirió en agosto de 1995 un permiso provisional por cuatro años y en 1999 consiguió una prórroga que alargó su vida por otros diez años más.

Pese a la evidente antigüedad de esta central que genera tan sólo 460 MW, los propietarios de la misma se niegan a aceptar ningún tipo de fecha límite, alegando que seguirán explotándola mientras sea rentable y consigan los permisos necesarios, que elabora el CSN. No obstante, Alberto Frías, portavoz de Eguzki, se muestra convencido de que «este 5 de junio el CSN emitirá un informe en el que no va a solicitar el cierre de Garoña». El movimiento ecologista «no se fía» de los dictámenes que pueda realizar, ya que entienden que el CSN se ve presionado por las propietarias de la central. Además, la calidad técnica de estos informes se vio desprestigiada después de que el propio CSN no detectara la existencia de más de 170 grietas en la tapa del reactor de la central.

Este tipo de problemas, que es causado fundamentalmente por la presencia de oxígeno en el agua de refrigeración, pero también por defectos en los materiales o en el montaje, ha sido muy frecuente en la central nuclear de Burgos. Que en 1994 se descubriera la existencia de grietas en el interior de la vasija del reactor no ha supuesto inconveniente alguno para que se le siga dando el «visto bueno» en las revisiónes.

Sin embargo, para la Consultora Grupo Ökologie -grupo independiente de expertos de Hannover- estas mismas grietas «podrían provocar un grave accidente con emisiones de radioactividad al medio ambiente» y en su informe recomienda «la suspensión inmediata» de su funcionamiento.

«La presión popular traerá el cierre»

Si se sigue describiendo los riesgos que supone convivir con una central nuclear tan cerca -a 40 Km de Gasteiz, a 54 Km de Bilbo, a 118 Km de Donostia y a 131 Km de Iruñea-, tampoco se puede pasar por alto el estudio realizado entre 1999 y 2001 por la Unidad del Cáncer del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

En el citado documento se detectó la existencia de «una tasa más alta de cáncer de estómago en personas de ambos sexos» en el entorno de la central de Garoña. Asimismo, se constató que la «mortalidad por cáncer de pulmón mostró un mayor incremento en las áreas de 30 Km» alrededor de la central burgalesa, de Zorita y de Vandellós. Por último, añade que «Garoña es la central en cuyo entorno se ha encontrado una tasa más alta de mortalidad por leucemia en la población de 0 a 24 años». Los datos que revelan estos estudios son más que preocupantes y desde Eguzki siguen exigiendo que se realice un estudio epidemiológico en la zona.

Frías, portavoz de Eguzki, quiere dejar muy claro que «sólo la movilización popular traerá el cierre de Garoña». Por eso mismo, antes de que salga a la luz el informe del CSN, Eguzki ha convocado una manifestación para este 30 de mayo que partirá de la Plaza Virgen Blanca de Gasteiz a las 19.00.

«Como una sokatira», describe Frías la situación actual. En un extremo, se encuentran los intereses de las empresas multinacionales; y en el otro, a su parecer, la capacidad de movilización popular. El PSOE es el único que puede y debe decidir de qué extremo hacer fuerza y tirar, con las consecuencias que ello supone.

Desde Eguzki lo ven muy claro: si la central nuclear de Garoña sigue en funcionamiento a partir del 6 de julio, a sus responsables, es decir, al PSOE y al PSE, «hay que hacerles verdaderamente incómoda y molesta su actividad». Además, cualquier incidente que pueda acarrear problemas de salud, o cualquier otro problema, «será directamente una responsabilidad que podría llegar a ser incluso penal».

Lo que supondría el cierre de Garoña

Si el próximo 5 de julio la central de Garoña deja de funcionar, «hay que estar pendientes de lo que van a hacer con todos los residuos radioactivos que quedan dentro», comenta el portavoz del grupo ecologista.

Cabe destacar que las centrales nucleares desechan dos tipos de basura: por una lado, los de baja y media radioactividad, como herramientas utilizadas o monos de trabajo; y, por otro, los de alta radioactividad. Es decir, residuos sólidos. Estos últimos no son trasladados a ninguna parte, puesto que en el Estado español no existe ningún lugar donde depositar estos residuos altamente contaminantes, que tienen una vida aproximada entre 100.000 y 200.000 años.

Frías recuerda que llevan años exigiendo un plan de desarrollo socioeconómico para la zona, «para que cuando a esta central le llegue su San Martín, se puedan desarrollar otro tipo de actividades que puedan dar trabajo a los vecinos y vecinas del entorno», ya que Garoña sólo da trabajo puntual.

Otro de los beneficios que supondría su cierre, sería en relación a la Red de Alta Tensión de la que es promotora la Red Eléctrica Española. En caso de que sus promotores llevaran razón y fuese necesaria la construcción de una red de 400Kv que una la subestación de Gasteiz con la línea que conecta Muruarte con Castejón, tras el cierre quedaría una red de tensión liberada que cumpliría la misma función. «Así, nos ahorraríamos la barbaridad de ese proyecto de autopista eléctrica, en caso, claro está, de que fuera necesario», defiende Frías.

Aunque quien tenga la competencia para cerrar Garoña sea el Gobierno español a través del Ministerio de Industria, Frías recuerda que las instituciones de Araba «pueden hacer algo más que aprobar mociones». Indirectamente, las instituciones alavesas pueden incidir en la clausura «si tomaran medidas para que a Iberdrola, empresa que goza de monopolio en la oferta energética, le resultara antieconómico mantenerla».

A su entender, si las diferentes instituciones siguieran un comportamiento relativo con ese pensamiento, «les deberían apretar las clavijas a esa empresa propietaria». Frias se muestra convencido de que los partidos políticos «no han puesto todas los mecanismos de los que disponían», y si todavía hoy seguimos hablando de la central burgalesa «es por la falta de coraje» que, a su juicio, han demostrado los que podían haber zanjado este tema hace muchísimos años.

Con instituciones o sin ellas, desde Eguzki, así como desde Araba sin Garoña, han emplazado a los alaveses a que el sábado exijan el cierre de Garoña en las calles de Gasteiz.

Exigen a la diputación «medidas de presión» ante una posible prórroga

El grupo juntero de la izquierda abertzale en Araba presentará una moción para que las Juntas Generales exijan a la Diputación la toma de «medidas efectivas» frente al Gobierno de Madrid y la empresa responsable de la central de Garoña en caso de producirse una prórroga de actividades.

Las medidas recogidas en la moción buscan, por una parte, «ejercer una presión efectiva» sobre el Gobierno del PSOE, responsable último de la prórroga. Con ese objetivo se plantea calcular cuánto dinero han tenido que gastar las instituciones alavesas durante los últimos años en protocolos de emergencia y seguridad, o estudios y demás medidas, para, acto seguido, «descontar el montante del Cupo y suspender el pago» mientras Garoña no se cierre definitivamente.

Por otra parte, la moción plantea, también, «romper cualquier tipo de relación económica o de otro tipo con Nuclenor, empresa propietaria de la central nuclear.

El grupo Juntero de la Izquierda Abertzale entiende que «ha llegado el momento de hacer algo más que exigir el cierre» de esta central obsoleta.

El peligro constante que supone la continuidad de Garoña, como ha quedado comprobado con los últimos incidentes, y el «absoluto desprecio» con el que el Gobierno de Madrid trataría a la sociedad e instituciones alavesas en caso de producirse la prórroga «exigen dar un paso más allá», expresaron los junteros.

Por otro lado, Eguzki informó ayer de que ha presentado en los consistorios de Pasaia, Lezo y Errenteria -los tres municipios se declararon «Municipios No Nucleares» hace 25 años¯ una moción a favor del cierre definitivo de la central nuclear de Garoña. GARA

 

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