La imagen de Eugenio Etxebeste, Antxon, Doris Benegas y Arnaldo Otegi a las puertas de la basílica de Loiola denunciando la situación antidemocrática que vive Euskal Herria y reivindicando que «se pongan las bases para un proceso de diálogo resolutivo que conduzca a este país a un escenario de paz estable y duradera» es, evidentemente, algo más que un acto electoral. Se trata de un acto político de calado, al reivindicar algo -la negociación como vía para resolver conflictos de naturaleza política- que debería ser un lugar común para los políticos.

II-SP ha mostrado su compromiso con esa perspectiva, que comparten en Euskal Herria las miles de personas que les apoyarán y muchas más que, a pesar de no apoyarles, aceptan ese principio político por ser de sentido común. Muchas de esas personas votarán a alguno de los otros partidos que compartieron mesa con Batasuna en Loiola y que se levantaron de la misma. Es también su responsabilidad, desde la legitimidad que les da su militancia o su apoyo a esos partidos, empujarlos de nuevo hasta esa mesa y exigir a sus líderes que esta vez no se levanten hasta alcanzar ese acuerdo.