Izaskun Bilbao está empeñada en transmitir las bondades de un proyecto europeo que los ciudadanos del Viejo Continente observan con recelo. Así lo intenta en cada acto y entrevista.

¿Cree que sus mensajes están llegando al electorado vasco?

Estamos tratando de hablar de Europa, diciéndole a la gente que el 80% de las decisiones que se toman en Euskadi, al final, son un traslado de las directivas europeas. Somos el único partido vasco con posibilidades reales de obtener representación.

¿Le preocupa que la desmotivación alcance a su parroquia?

No, lo que me preocupa es que no se traslade a la gente cuál es el proyecto europeo y su importancia. PSOE y PP lo están haciendo posible para ocultar algunos de los informes que se han aprobado en los últimos meses que cuestionan absolutamente el modelo de desarrollo económico que ha sido dirigido por PP y PSOE a nivel estatal.

¿Es Estrasburgo un lugar de paso hacia nuevos retos en su carrera política?

Quiero hacer política de manera diferente. A esto o le damos la vuelta, o no hay nada que hacer. Y la vuelta es tratar de hacer las cosas con mayor transparencia. Estoy dispuesta a abrir todas las puertas que hagan falta y que estén en mis manos para que Euskadi esté presente. Ése es mi proyecto inmediato.

¿No siente que ha emprendido el camino hacia el «cementerio de dinosaurios» en que se ha convertido la Eurocámara?

Si lo creyera, si pensara que iba a perder el tiempo, le puedo asegurar que no hubiera aceptado el reto. No estoy para perder el tiempo. Puedo asegurar que vamos a hacer algo de ruido.

En Estrasburgo, ¿se puede hacer algo para resolver el conflicto político en este país?

El primer paso lo tiene que dar ETA. ETA tiene que decidir que abandona las armas, pero Europa sí puede ayudarnos, porque la paz no se construye sólo con el abandono de las armas, conlleva muchas más cosas. En el caso de Irlanda, el Parlamento Europeo aprobó un plan específico para ayudar a la paz y a la normalización. En la anterior tregua de ETA, el Parlamento aprobó una resolución y allí estuvimos para defenderla porque el respaldo de los estados europeos es importante.

En esta cita, ¿no se han escorado algo más a la derecha al elegir compañeros de coalición?

Tenemos claro que la coalición tiene su sentido en la diversidad del Estado español, porque no nos podemos presentar como circunscripción de Euskadi. Pueden acusarnos de lo que quieran, les invito a leer el programa que apuesta por la Europa de los valores, de la paz, de la diversidad, donde las regiones que se sienten naciones puedan tener su encaje en el proyecto europeo, por un modelo de desarrollo económico acompañado de desarrollo social, por el medio ambiente...

El proyecto europeo del PNV, desde el origen, no se planteó como un proyecto de derechas. Quien quiera analizar la historia verá que defendimos desde el primer momento un modelo económico acompañado de modelo social. Hemos tenido presencia en el proyecto original y un proyecto de futuro para que esa Europa de valores y de desarrollo social sea posible y todos los controles del mundo para que la avaricia, la codicia y la falta de transparencia que ha imperado, también para estar en esta situación de caos financiero, no vuelva a ocurrir.

Sus socios de Convergència i Unió defienden el uso de la energía nuclear sin renunciar al fomento de las energías renovables. ¿Ustedes?

En el acuerdo de Copenhage ya se establece que para el año 2020 al menos el 20% de la energía que vayamos a consumir sea producto de las energías renovables. Nuestra apuesta va a ir por ahí. El debate sobre la energía nuclear está encima de la mesa. Es cierto que no está resuelto, y nuestra apuesta, y además se ve en los proyectos que están encima de la mesa, es que podamos ser pioneros, como estamos siendo, en las energías renovables y llegar a esos porcentajes que exigen los acuerdos de Copenhage.

¿Usted apagaría el botón de la central nuclear de Garoña?

Sí. Apuesto rotundamente por el cierre, lo incluimos en nuestro programa hace diez años.