El curso de Darcos
Iñaki LEKUONA
Periodista
Xavier Darcos estaba triste, sumido en la apatía, una falta de motivación que se acrecentó cuando su gran propuesta de reforma educativa acabó en el cajón de su pupitre ministerial, atacada por las polillas de la docencia, esas que reivindican nuevas pedagogías que él, profesor de letras clásicas, maestro del conservadurismo social y político, ni comprende ni comparte.
Pero de repente, vió la luz, una nueva oportunidad de salir a la pizarra. Un chaval de trece años le asestó una puñalada a su profesora de matemáticas y Darcos supo que llegó su hora, la de la matrícula de honor. Con esa enorme capacidad pedagógica que le caracteriza, el ministro de Educación sacó de su cartera una imaginativa propuesta para acabar con el problema de la violencia escolar: colocar en todos los centros docentes detectores de metales de esos que abundan en los aeropuertos. Toda una lección de pedagogía la de este prohombre que sueña ahora con el Ministerio de Justicia que dejará vacante la próxima eurodiputada Rachida Dati.
Sólo que Darcos no contó con que estos malditos arcos de seguridad pitan con las armas, pero también con los compases. En fin, un fracaso. Pero este ministro es un hombre de recursos. Un genio. Ahora se le ha ocurrido un tres en uno: crear una nueva Policía que actuaría dentro de los colegios; dotar al personal docente de prerrogativas policiales; y sancionar económicamente a los padres de los alumnos problemáticos.
Loco como está porque Sarkozy le dé el Ministerio de Justicia, Darcos se ha creído ministro de Interior. Y uno no sabe si es mejor que este tipo repita curso o que su tutor le apruebe y pase de Ministerio. Ojalá le expulsara de clase.