«Parece que desde hace décadas disminuye la precipitación de lluvia débil como el sirimiri»
«Simulación estocástica de la lluvia en tiempo continuo para un clima húmedo de la cornisa cantábrica» es la tesis de este ingeniero agrónomo y jefe de Sección de Reforma de Infraestructuras Agrarias del Gobierno navarro. Analiza el tipo de precipitación en Igeldo y Hondarribia en 70 años.
Joseba VIVANCO |
Ha estudiado en profundidad los registros de precipitaciones de lluvia de los observatorios de Igeldo (durante 70 años) y de Hondarribia (37 años). A partir de esos datos, ha mejorado y puesto en funcionamiento un modelo de simulación del proceso de lluvia. «El tipo de precipitación ha ido cambiando gradualmente durante los últimos 60-70 años, lo cual puede suponer un cambio en el patrón de precipitación a lo largo del tiempo como indicio de cambio climático», apunta.
¿En qué sentido ha variado esa precipitación de lluvia en este último medio siglo que usted ha estudiado?
La intensidad media de cada lluvia no muestra apenas diferencias entre los periodos temporales, es decir, no se ven cambios significativos en la cantidad de lluvia total. Pero en la duración de los sucesos de lluvia sí se observa una tendencia suave pero continuada de disminución de los sucesos cortos, es decir, menores de 6 horas, a lo largo de la serie, de modo que en el período inicial 1927-1946 hay una mayor proporción de sucesos cortos, disminuyendo gradualmente periodo tras periodo hasta llegar a la menor proporción de sucesos cortos entre 1987 y 1996. La misma tendencia se observa en la duración de los sucesos secos entre lluvias. Se observa igualmente que la variable precipitación de cada suceso, que se obtiene al multiplicar la intensidad media del mismo por su duración, presenta también una gradual disminución de los sucesos de precipitación baja (menor de 5-6 mm) desde 1927 hasta 1996, algo más acentuada en las épocas húmedas del año.
¿A qué se puede deber esa disminución observada de sucesos cortos y de baja cantidad de precipitación?
Podría estar relacionada no con las tormentas estivales sino con las lluvias débiles dentro de cada frente atlántico en las épocas húmedas del año. Es decir un indicio de disminución de las precipitaciones débiles en invierno: el famoso sirimiri.
No estamos ante un modelo predictor de precipitaciones. ¿Qué va a posibilitar entonces este estudio?
El objetivo primordial de esta tesis era poner en funcionamiento un modelo de precipitaciones de lluvia, a partir de otro desarrollado en el Valle del Guadalquivir. El objetivo del modelo no es tanto predecir cómo serán los procesos de lluvia en el futuro inmediato sino generar series muy largas con las mismas características que las series históricas, que como máximo son de 70 años. Hay que tener en cuenta que para el diseño de obras hidráulicas interesa conocer qué precipitación puede suceder en 500 o mil años. Por ejemplo, una presa de un embalse se dimensiona para un período de retorno de mil años; es decir, para que resista las crecidas extraordinarias que puedan darse al menos una vez cada mil años.
«No se ven cambios en la cantidad de lluvia caída en los últimos setenta años, pero sí una tendencia a disminuir los sucesos cortos de precipitación»