SEGUNDA La derrota agota las opciones matemáticas
La Real zanja el debate de Lillo con su peor partido en Anoeta
Dos jugadas de estrategia materializadas por Arteaga y Pierini dan al Córdoba la victoria de la permanencia. El resultado fue justo porque en el segundo tiempo fue muy superior al equipo realista.
REAL SOCIEDAD 0
CÓRDOBA CLUB FÚTBOL 2
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
La Real se despidió de cualquier opción matemática de ascenso con su peor partido de la temporada en Anoeta -y eso que el listón estaba bien bajo-, lo que supuso la eliminación de cualquier posibilidad de que Juanma Lillo siga de entrenador la próxima temporada. Es evidente que los resultados de la víspera minaron la motivación de los jugadores de la Real tanto como la confirmación de que Martín Lasarte era el elegido para sustituir a un técnico al que estaban muy unidos. Pero, aunque esta semana se le dijera a Lillo que no iba a seguir si no ascendía, tenían la opción de conseguir a base de victorias y buen juego en Anoeta que el Consejo en pleno reconsiderara la conveniencia de seguir con el tolosarra porque la decisión no estaba tomada. Pero ayer esa posibilidad se desbarató por completo.
Había suficientes cosas en juego en Anoeta como para que los jugadores actuaran con tanta falta de intensidad. Más allá que pelear por esa única opción matemática que era imposible, la victoria permitía subir al quinto puesto y acercarse al cuarto por si se demuestra que el Zaragoza lo compra todo y de igualar a falta de tres partidos los 34 puntos de la segunda vuelta de la pasada temporada...
Y también estaba luchar por Lillo y, sobre todo, dar una alegría a una afición insatisfecha con el juego del equipo en Anoeta, donde ha dado un nivel muy bajo. Y en lugar de corregir eso, la Real brindó su peor partido como local y fue superada por un Córdoba que demostró en los inicios de ambos tiempos que salía más mentalizado tras la victoria del Alavés. Y en el segundo tiempo se impuso con autoridad antes y después del gol a un equipo realista que era incapaz de recuperar un balón.
Aunque más que nunca las claves no fueron cuestiones tácticas, influyó más la diferente motivación de ambos equipos, la Real no confirmó la teoría de la conveniencia de jugar con dos puntas. No por sacar más delanteros se ataca mejor y eso quedó claro porque Raúl Navas, al que Anoeta le recordó su implicación en el caso Jesuli, no tuvo ningún trabajo y los dos remates lejanos de Ros fueron todo el balance ofensivo. Y en defensa no se recuperaron balones y sólo Zubikarai mantuvo su imbatibilidad hasta que Arteaga y Pierini marcaron a balón parado.
El susto de Zubikarai
Precisamente fue el portero vizcaino el protagonista del mal inicio del partido de la Real. El Córdoba se impuso en los quince minutos iniciales, en los que Eñaut respondió como siempre con dos buenas intervenciones, en la primera con susto añadido porque se echó la mano al hombro y eso hizo recordar un calvario con sus lesiones que ojalá se olviden para siempre.
A partir de ahí la Real se impuso, con detalles de buen fútbol, pero sin fabricar más ocasión que un disparo con la izquierda de un Javi Ros que volvió a gustar por su desparpajo y buen trabajo en la presión defensiva y a la hora de ofrecerse y jugar el balón con criterio. Así se logró que pese al empate la afición no estuviera descontenta al descanso. Pero el segundo tiempo fue demasiado malo.
El Córdoba volvió a comenzar mejor y Zubikarai, de nuevo, respondió con dos paradas de nivel. El equipo andaluz además lanzó cuatro corners y una falta peligrosa en los primeros veinte minutos de la continuación, una faceta en la que son fuertes. Así lo confirmó Arteaga al marcar un golazo cuando se cumplían 600 minutos de imbatibilidad de Zubikarai. Sin tiempo para asimilar el golpe, Pierini sentenciaba y la Real no mostró ninguna capacidad de reacción.
Y así la mejor racha de cuatro triunfos consecutivos se volvió a romper en casa. Y ése es el gran problema de la temporada. No es normal que un candidato a subir marque 19 goles en 20 partidos como local, menos de la mitad de los cuatro primeros. Por eso no se puede defender ya la continuidad de Juanma Lillo, pese a que eso hubiera sido lo ideal con un buen sprint final.
Preguntado por los pitos que recibió tras el partido cuando esperó hasta al último jugador para meterse con él al vestuario, Juanma Lillo señaló que «normalmente me suelo meter el primero, pero en ese momento tras un 0-2 quería ser el primero en estar de pie y que también los pitos fueran para mí como primer responsable. Que el que quisiera sentirse a gusto se quedara también conmigo, en ese momento no hay que esconderse».
En cualquier caso entendía el enfado de la afición: «No tiene que ver con un día, hay sacos de frustración acumulados y ahora nos queda ver si ganamos los tres partidos y llegamos a los 72 puntos y ver si podemos quedar cuartos, no sea que pase cualquier cosa...», dijo en referencia a la publicidad que dio «El Mundo» a algo, la presunta compra de partidos del Zaragoza, que circula desde hace semanas en diferentes ámbitos.
En su análisis del encuentro señaló que «los primeros 18 minutos estuvimos muy mal. Ellos tuvieron dos situaciones francas a parte de la parada de Eñaut. Luego hasta el final del primer tiempo pese a ser superiores, no les hemos metido la ansiedad. En el segundo tiempo han entrado mejor y el gol nos terminó de desinflar. No ha habido respuesta ante la adversidad. No hemos estado bien tras el gol».
Sobre su situación vino a confirmar que esta semana se le dijo que no iba a seguir si no ascendía y que «el Consejo tendrá que exponer en primer lugar y yo contestaría. Pero con hablar de esto a la Real no la ayudamos».
Joseba ITURRIA
La Real descansará hoy y volverá al trabajo mañana a las once en Bergara, donde realizará su entrenamiento dentro de la campaña «Gipuzkoa con el Centenario«, que llega a su recta final. El Consejo blanquiazul entregará la Bandera del Centenario a los ayuntamientos y peñas de la comarca del Alto Deba.
El viernes acaba el plazo de los clubes de Gipuzkoa de fútbol que tienen equipos de base para solicitar a la Diputación una subvención tras no poder asumir la Real por su situación económica el pago que antes realizaba.