El Ejército estadounidense ha sufrido en mayo las mayores pérdidas en Irak desde setiembre de 2008 con 24 soldados muertos en combate o en accidente cuando quedan escasas semanas antes de que abandonen las ciudades del país árabe.

Este aumento del número de militares muertos en Irak coincide con el hecho de que el número de iraquíes muertos en mayo ha sido el más bajo desde la invasión estadounidense y británica de marzo de 2003: 124 civiles, seis soldados y 25 policías, según las cifras recogidas por France Presse en los ministerios de Defensa, Interior y Sanidad.

Numerosos ataques han tenido como objetivo las tropas estadounidenses desplegadas en Irak, como el atentado registrado en un mercado de Bagdad el 21 de mayo, en el que murieron tres militares.

En los últimos meses, los ataques se han llevado a cabo esencialmente en Bagdad y Mosul, «el último bastión urbano de Al-Qaeda», según el mando militar estadounidense y las autoridades iraquíes. Sin embargo, en los reductos de la insurrección suní, como la provincia de Al-Anbar y el sur del país, la calma ha sido la característica dominante.

Las tropas estadounidense han sido víctimas de atentado especialmente en la provincia de Basora, en el sur, de donde se ha replegado recientemente el contingente británico.

La Zona Verde, el sector «ultraprotegido» de Bagdad, fue golpeado por un cohete -algo que no sucedía desde hace meses- que mató a un estadounidense que trabajaba para el Pentágono.

Seis muertos más ayer

Por otra parte, seis personas murieron y 23 resultaron heridas en dos explosiones registradas ayer en Bagdad y en la provincia de Diyala. Estas dos explosiones se producen cuando ya ha comenzado la retirada de las tropas estadounidenses ante el argumento de la mejora de la seguridad.