Tragedia aérea
Un vuelo de Air France desaparece en pleno océano Atlántico
Air France sufrió ayer uno de sus peores accidentes cuando un Airbus A330-220, que cubría el trayecto entre Río de Janeiro y París, desapareció en pleno vuelo en el océano Atlántico. El último contacto por radar con el aparato se produjo cuando iba a entrar en el espació aéreo de Senegal. Un mensaje automático enviado desde el avión informó de «un fallo en el circuito eléctrico». Aunque ésa podría ser una de las causas, no hay todavía ninguna hipótesis confirmada.
GARA | PARÍS
Un avión de la compañía Air France que volaba desde Río de Janeiro a París con 228 personas a bordo desapareció en pleno vuelo. Al parecer, atravesó una zona de inclemencias meteorológicas y tormentas cerca del archipiélago de Cabo Verde que podrían haber provocado una avería eléctrica.
El gerente de la compañía en el aeropuerto de Río de Janeiro, Jorge Assuna, confirmó la presencia de unos 80 brasileños a los que se sumarían viajeros del Estado español, Italia, Alemania, Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Marruecos, Angola, Argentina, Bélgica, Filipinas, Noruega, Polonia, Rumanía, Rusia, Eslovaquia y Austria.
Air France reconoció que no tenía noticias del aparato, un modelo Airbus A330-200, que debía haber aterrizado en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle, al norte de París, a las 11.10. El director general de la compañía, Pierre-Henri Gourgeon, declaró que se trata de una «catástrofe aérea». Poco después, el responsable de comunicación, François Brousse, barajó como hipótesis que hubiera sido alcanzado por un rayo.
El aparato despegó a las 19.03 hora local de Río de Janeiro. El último contacto con los controladores brasileños se produjo cuando se disponía a entrar en el espacio aéreo de Senegal. Según la Fuerza Aérea, un cuarto de hora después, se salió de la zona de alcance del radar del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha y volaba «normalmente a 35.000 pies de altitud y una velocidad de 840 kilómetros por hora»
«La aeronave alcanzó una zona de tormenta con fuertes turbulencias a las dos de la mañana, es decir, a las 4.14 de París. Se recibió un mensaje automático desde el avión a las 2.14 [4.14 en Euskal Herria] que indicaba un fallo en el circuito eléctrico lejos de la costa», precisó Air France en un comunicado.
«Los centros de control brasileño, africano, español y francés intentaron contactar con el vuelo AF447, pero sin éxito», agregó. El Ejército francés también fracasó en sus intentos de contactar con el avión.
Sarkozy no descarta nada
El presidente francés, Nicolas Sarkozy consideró que las posibilidades de encontrar supervivientes «son ínfimas». «Estamos ante un acontecimiento absolutamente dramático, un accidente trágico», manifestó desde el aeropuerto Charles de Gaulle. Antes de su llegada, abogó por esperar y no decantarse por ninguna hipótesis. «No podemos privilegiar ni descartar ninguna tesis: sabemos que había turbulencias fuertes, pero otros aviones las han sufrido y sabemos que ha habido un problema de aviación, pero los especialistas rechazan en el momento actual de la investigación pronunciarse sobre ninguna pista. Se trabaja sobre las condiciones meteorológicas y el último diálogo de la cabina para comprender», subrayó.
El avión desaparecido era prácticamente nuevo y acumulaba un total de 18.870 horas de vuelo desde que se puso en servicio el 18 de abril de 2005. El 16 de abril pasó su última revisión.
El comandante tenía 11.000 horas de vuelo, de las cuales 1.700 las realizó en aviones de la familia A330-A340, a la que pertenecía el aparato.
El Airbus A330-200 puede transportar a 253 personas, distribuidas en tres clases. Su velocidad alcanza los 880 kilómetros por hora a una altitud de 10.700 metros.
Gracias a su radio de acción de 12.500 kilómetros, se utiliza muy a menudo para los vuelos intercontinentales, como ha ocurrido en este caso.
El único accidente mortal de una nave perteneciente a la familia Airbus A330 fue el de un A330-300, de pruebas, en Tolouse en 1994. Hubo siete muertos.
El 24 de agosto de 2001, un A330-200 de la compañía Air Transat sufrió un accidente en las Azores, pero no hubo que lamentar pérdidas humanas.
Todos los aviones en vuelo están vigilados por radares terrestres, pero el alcance de éstos es limitado y no permiten un contacto permanente, sobre todo, cuando sobrevuelan océanos, donde falla la cobertura.
Lo que en este caso hizo saltar la voz de alarma fue que el piloto no informara de su posición tras alejarse de las costas sudamericanas.
«La tierra está cubierta por innumerables radares, cuyas zonas de cobertura coinciden. Son como pantallas de televisión con pequeños puntos que muestran las coordenadas de cada avión. Su alcance, sin embargo, es limitado, de unos 500 kilómetros. Más allá, como en el océano Atlántico, no hay contacto con los radares, son zonas opacas. Para saber dónde está el avión, el piloto envía a las horas y medias horas una señal por radio o por un sistema de tarjeta, que es una especie de SMS aeronáutico. Cuando el piloto no manda las coordenadas como está previsto, se activan los procedimientos de alarma. Es lo que ha ocurrido hoy [por ayer]», explicó a AFP Stéphane Durand, secretario general del Sindicato Nacional de Controladores del tráfico aéreo.
«Si se produce un fallo en el envío del primer punto, comienza la preocupación en la torre de control. Si el segundo también falla, se sabe que algo ha pasado e, inmediatamente, se activan los sistemas de ayuda. Se va a la última posición conocida para establecer círculos de investigación», indicó Jean-Paul Armangaud, secretario nacional de la Unión Sindical de la Aviación Civil (USAC).
El Ministerio de Defensa de Brasil movilizó siete aviones y tres barcos para ayudar en las labores de búsqueda. La Marina entró en contacto con cuatro navíos mercantes que circulan por el área. Las autoridades francesas pidieron la ayuda del Pentágono.
Airbus lanzó el programa A330-200 en noviembre de 1995. Tras realizar el primer vuelo el 13 de agosto de 1997, entregó el primer avión de este modelo en abril de 1998. Es un avión de fuselaje ancho que suele llevar 253 pasajeros y dos pilotos.
Familiares de los pasajeros se reunieron en los aeropuertos de Río de Janeiro y Charles de Gaulle en busca de noticias. En el parisino, el panel de horarios se limitó a poner en las primeras horas que el vuelo «estaba retrasado» para evitar el caos.
Seguro que cualquier pasajero de avión que haya atravesado una tormenta eléctrica en pleno vuelo se habrá acordado del verbo rezar en todas sus formas. Y más si se confirma que detrás de la tragedia del Airbus en aguas del Atlántico está una tormenta. Una de las hipótesis barajadas ayer tras las primeras horas de la desaparición de la aeronave fue la del impacto de un rayo.
Es cierto, cada año hay aviones que vuelan de aquí para allá y que se ven alcanzados por una de estas potentes descargas eléctricas. De las 44.000 tormentas diarias que se abaten a diario sobre el planeta, se calcula que éstas generan unos 100 rayos por segundo. Y teniendo en cuenta la gran cantidad de aviones que cruzan los cielos cada día... Sin embargo, la última vez que uno de estos rayos `echó' abajo un avión de pasajeros fue hace cuatro décadas, cuando una de estas descargas incendió en 1963, cerca de Maryland, Estados Unidos, el tanque de combustible de un jet, que explotó matando a 81 personas.
¿Por qué, entonces, no ocurre nada cuando un rayo impacta sobre un avión en pleno vuelo? Pues por algo llamado efecto de la «jaula de Faraday». Esto provoca que el campo electromagnético en el interior de un conductor en equilibrio sea nulo, anulando el efecto de los campos externos. Es decir, que los aviones, al ser una carcasa metálica `hueca', cuando se les aplica una cantidad de electricidad, ésta se mantiene únicamente en la parte externa del avión. Todo el interior, el combustible y el resto del contenido se mantiene intacto, sin alterarse ni siquiera en temperatura.
Es lo mismo que sucede en el interior de un vehículo, un tren o un barco. Un experimento ilustrativo de esta teoría es coger una radio, ponerla en funcionamiento y envolverla en papel de periódico; las ondas penetrarán sin dificultad a través del papel, y la radio se seguirá escuchando; pero si la envolvemos en papel de aluminio, la radio dejará de oírse, al no poder atravesar las ondas esa «jaula».
Sin embargo, el impacto de un rayo en un avión en pleno vuelo puede causar daños, aunque difícilmente críticos para el aparato. Los puede haber de dos tipos. Unos, los directos, son aquellos que afectan físicamente a la estructura, pero que ese «efecto Faraday» los hace poco probables. Los otros, indirectos, son ocasionados por los efectos electromagnéticos que producen los campos creados por las grandes cargas eléctricas. Estos daños pueden ser los más peligrosos, ya que afectan o pueden afectar a los equipos de navegación y computación.
Frente a unos y otros los aviones de hoy están más que preparados. Otra cosa es que en un accidente aéreo se concatena siempre más de un fallo, y que el impacto de un rayo coincida con algún otro error.