Asier VELEZ DE MENDIZABAL

La sensación de incredulidad e incertidumbre eran palpables ayer entre los padres y madres de la Ikastola Axular del barrio Txantrea de Iruñea, a quienes de un día para otro les han notificado que deberán trasladar a sus hijos hasta el barrio de Buztintxuri en las tres semanas que restan de curso escolar. En la misma tarde de ayer, se les comunicaba desde el Departameto de Educación que debían llevarse todas sus pertenencias a la conclusión de las clases, ya que el centro no cumple «las garantías mínimas de seguridad». Hoy no habrá clases y mañana los alumnos serán trasladados a otro edificio en el nuevo barrio, alejado de la Txantrea.

«Me lo ha dicho la responsable del Jantoki al mediodía y no me lo creía, pensaba que me estaba tomando el pelo. ¿Que el edificio tiene riesgo de derrumbarse y a partir de mañana tenemos que llevar a nuestros hijos hasta Buztintxuri? Esto es increíble», clamaba indignada una madre de la ikastola al término de las clases. Era un sentimiento que se podía hacer extensible ayer a todos los agentes que conforman el centro iruindarra. Una nota colgada en la misma puerta del edificio informaba de la noticia.

Dispuestos a mostrar su malestar por la decisión adoptada por el consejero Carlos Pérez-Nievas a instancias de los técnicos, niños y progenitores marcharon juntos desde la ikastola hasta el Departamento de Educación bajo una pancarta que rezaba «Txantreatik ez gara mugituko». Los asistentes superaban los dos centenares.

Una vez en las puertas del Departamento, los miembros de la Apyma explicaron que sobre las 12:30 se les convocó a una reunión con el consejero para las 14:00 horas, donde se les comunicó la decisión adoptada y la cual Pérez-Nievas dio por concluida «ante las protestas de los padres».

«Ataque» al modelo d

El Departamento de Educación tenía ya previsto clausurar tanto la Ikastola Axular como el colegio público anexo Arturo Campión tras finalizar el curso debido «a problemas estructurales» en el edificio. Durante el próximo curso todos los alumnos serán trasladados a un centro de nueva construcción en Buztintxuri, periodo durante el que se procederá al derrumbe del antiguo bloque y a la construcción del nuevo. Esta decisión no fue bien recibida por los padres y madres de la escuela en modelo D, quienes reivindicaron el derecho a estudiar en euskara en su propio barrio y mostraron su preocupación ante la incertidumbre de no saber qué modelo lingüístico se impartirá en el nuevo centro.

Sin embargo, los hechos se aceleraron tras la constatación el pasado jueves de que se había abierto una grieta en uno de los testigos colocados en el edificio para comprobar su estado. Los técnicos realizaron un informe que concluía que el edificio no reunía «las condiciones mínimas de seguridad», por lo que ordenaron su cierre inmediato.

Ante ello, la posición de los padres y madres parece ser firme; no acudirán a Bustintxuri y exigen que se les habilite un espacio en su propio barrio. Con estas exigencias accedieron ayer mayores y pequeños a la sede del interior del Departamento de Educación, donde les esperaba el consejero, Pérez-Nievas, junto a los miembros del equipo técnico para explicarles las razones que les han llevado a tomar esa decisión.

Durante la reunión, los reproches de «mentiroso» arreciaron desde las butacas de invitados, mientras que otros acusaban a Pérez-Nievas de «querer cargarse el euskara en la Txantrea». «La decisión de cerrar Axular y enviarnos a Buztintxuri obedece a motivos políticos y no técnicos», criticaban los asistentes, a lo que el consejero respondía que es «rotundamante falso que vayamos a quitar el modelo D de la Txantrea», y aseguraba que el traslado a Buztintxuri «sólo será durante el curso 2009-2010».

Se comprometió a que el nuevo centro estará acabado para mayo o junio de 2010 y que en el mismo se impartirá el modelo D, como se viene haciendo hasta ahora. Pero sus palabras no convencieron a los padres, que le pidieron que dejara claro todo eso «por escrito». Mientras se aclara este escándalo tan insperado, desde Sortzen denunciaron «la falta de previsión» del Departamento.