Tragedia aérea
«No podemos hacer otra cosa que no sea lamentar», admite Lula da Silva
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que «no podemos hacer otra cosa que no sea lamentar profundamente lo sucedido y desear a las familias mucha fuerza». De madrugada, la Fuerza Aérea Brasileña detectó en el mar restos metálicos que podrían ser del avión siniestrado, un Airbus 300-220. París acogió con cautela esta noticia y reiteró que no se debe descartar ninguna hipótesis. De momento, las circunstancias de esta tragedia son un misterio.
GARA | PARÍS
Las circunstancias que motivaron el accidente en pleno vuelo del Airbus 300-220 de Air France que cubría la ruta entre Río de Janeiro y París seguían siendo ayer un misterio. Las autoridades de Brasil y el Estado francés admitieron la imposibilidad de hallar a supervivientes debido al tiempo transcurrido desde que ocurriera el accidente.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que telefoneó a su homólogo Nicolas Sarkozy para expresarle todo su apoyo en la investigación, subrayó que «no podemos hacer otra cosa que no sea lamentar profundamente lo sucedido y ayudar a las familias». «Como no hay ninguna señal de que haya llegado a lugar alguno, se presume que ha caído en alta mar», manifestó.
Los pilotos de la Fuerza Aérea de Brasil localizaron a unos 650 kilómetros al norte del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha materiales metálicos y no metálicos que podrían ser del avión siniestrado.
Los restos fueron detectados inicialmente de madrugada por un avión R-99 que utiliza un radar y un sensor infrarrojo para captar objetos en el mar y medir las diferencias de temperatura.
«Aún no podemos decir que sean del avión porque es necesario retirar una pieza y que contenga un número o marca que la identifique como parte del avión», explicó el vicedirector de Comunicación Social de la Aeronáutica, Jorge Amaral.
El primer ministro francés, François Fillon, acogió con cautela esta noticia. Durante la sesión de control al Gobierno, incidió en que «por ahora, no se privilegia ninguna hipótesis. Nuestra única certidumbre es que no hubo mensaje de alerta», sino alertas automáticas de que los sistemas de la aeronave habían quedado inutilizados. «Se ha lanzado una lucha contrarreloj en condiciones meteorológicas extremadamente difíciles y en una zona en la que los fondos marinos pueden alcanzar los 7.000 metros», advirtió.
Resaltó también que hay un «doble deber: un deber sobre la verdad de la desaparición del vuelo y un deber de solidaridad hacia las familias».
El ministro de Defensa, Hervé Morin, precisó en una entrevista en la emisora Europe 1 que «no hay ningún elemento que permita corroborar» que se trató de un atentado.
«Las investigaciones proseguirán mientras sea necesario. Hemos movilizado todos los medios marítimos y aéreos posibles. Aviones extremadamente potentes y pilotos especializados rastrean la zona», destacó.
Por su parte, el titular de Transporte, Jean-Louis Borloo, indicó que la Policía francesa estudiaba la lista de pasajeros. Comentó que los investigadores «no creen que un simple rayo, algo relativamente clásico en la navegación, pudiera haber causado la pérdida de la nave. Realmente, tuvo que producirse una sucesión de hechos extraordinarios para explicar esta situación», declaró a la emisora RTL.
Varios expertos expresaron sus dudas de que un rayo pudiera ser suficiente para derribar la nave. Algunos dijeron que las turbulencias son más peligrosas.
Bill Voss, presidente de la Fundación de Seguridad en Vuelo de Alexandria (Virginia), recalcó que los aviones están diseñados para que la electricidad se disipe en su fuselaje y son probados para resistir a grandes bloques electromagnéticos.
La directora de Air France en Brasil, Isabelle Birem, anunció que la lista de pasajeros será divulgada «probablemente mañana» -por hoy- siempre y cuando hayan contactado con los familiares de todos los viajeros.
El primer vuelo comercial de un Airbus gigante A380 con destino a Europa continental aterrizó ayer a primera hora de la mañana en el aeropuerto de Roissy Charles de Gaulle de París. El A380 tomó tierra a las 6.40 procedente de Singapur, de donde había despegado. La ceremonia preparada para celebrar la llegada del avión comercial más grande de la historia se vio afectada por el accidente del Airbus 330-220. El ministro francés responsable del área de Transportes, Jea-Louis Borloo, así como el presidente de Aeropuertos de París, Pierre Graff, cancelaron su asistencia.
Tras Singapur, Sidney, Londres, Toko, Dubai, Los Angeles, Melburne, Auckland, Toronto y Bangkok, el aeropuerto parisino se incorpora al reducido círculo de destinos que acogen este «super avión».
Entre los pasajeros que iban a volar por primera vez en él estaban 35 miembros del equipo de ruby del Estado francés, que viajaban en clase preferente. Comenzaban así una gira por el Pacífico.
Con este avión, Singapore Airlines garantizará una conexión diaria de ida y vuelta entre París y Singapur. Desde que el 15 de octubre de 2007 recibiera la primera unidad del A380, Singapore Airlines ha encargado a Airbus 19 de estos aparatos.
En lo que va de año, el fabricante aeronáutico europeo ha entregado a sus clientes dos A330, uno a Emiratos y otro a Singapore Airlines.