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Rechazo a las nucleares en Euskal Herria

El PSOE silencia el dictamen pro-Garoņa hasta pasar el 7-J

Por si quedaba alguna duda de que el PSOE no quería que el futuro de la central nuclear de Garoña interfiriera en las elecciones europeas, el Consejo de Seguridad Nuclear echó un capote a Zapatero al anunciar que no hará público hasta el lunes su dictamen sobre la planta burgalesa. Eso sí, las filtraciones dan por hecha una prórroga a su vida útil.

Joseba VIVANCO | GASTEIZ

Nadie duda a estas alturas de que el equipo de «sabios» del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha decidido a favor de perpetuar la vida de la central nuclear de Santa María de Garoña. Pero aun así, se siguen haciendo de rogar. Todo con tal de facilitar al Ejecutivo del PSOE aguantar sin posicionarse hasta después del domingo. El CSN puso este viernes su granito de arena al anunciar que no será hasta el lunes cuando haga pública su decisión, una vez registrado ayer el dictamen en el Ministerio de Industria.

Un jugar al despiste que no impidió que minutos después del anuncio ya se supiera por las oportunas filtraciones que el informe es favorable a que Garoña siga en funcionamiento, aunque aquí el tiempo de gracia dado varía según los medios.

Unos, informaban de una concesión de diez años, supeditados a importantes mejoras en su infraestructura; otros, hablaban de una prórroga limitada, similar a la que en su día se otorgó a la central de Zorita. Entonces, en 1999, su propietario pidió diez años más, pero se le concedió de plazo hasta 2002, aunque finalmente, llegado el momento, se alargó hasta 2006. Curiosamente, en 2002, el PSOE denunció que era «un regalo a las eléctricas» por parte del PP.

Pero da igual. Lo importante, lo que importa, es lo que de aquí al 5 de julio acuerde el Gobierno del PSOE. Será, tampoco nadie lo duda, una decisión estrictamente política. Pero, ¿no lo fue también recortar el uso del carbón para reducir las emisiones de CO2, por mucho que se trate de un combustible barato, abundante y accesible?

José Luis Rodríguez Zapatero dispone de un mes para pensárselo, treinta días en que los medios de comunicación más poderosos «congelarán» el debate sobre la sentencia final, más pendientes de los resultados postelectorales o de la «furia roja» en su periplo futbolero sudafricano. Pero todo apunta a que el presidente español querrá caminar sobre las aguas, como San Pablo, sin mojarse.

El número dos del PSOE a las europeas, Ramón Jauregi, adelantó esta semana por dónde puede ir esa esperada decisión: un anuncio de prórroga muy limitado. Garoña cumplirá en 2011 los 40 años de funcionamiento para los que fue diseñada. El Gobierno parece que se decantará por darle unos años más de vida, poniendo, eso sí, fecha de caducidad. Nada de irse hasta los 60 años. ¿De cuántos hablamos? Ésa será la cuestión. Pero una prórroga que supere esos 40 años será un valioso flotador para la industria nuclear, que verá cómo por primera vez una central española sortea ese límite y le permitirá esgrimirlo cuando otras plantas vayan llegando a la edad de Garoña.

Otro elemento que juega a favor de prorrogar un tiempo más el funcionamiento de la central burgalesa tendría que ver con la operatividad. Endesa no podría abordar el inicio de su desmantelamiento antes de 2013, pues coincidiría con el de Zorita, que arranca en octubre, después de tres años dedicados a que se enfríe el combustible.

El cierre o la perpetuidad de Garoña determinará, en definitiva, la actitud del PSOE ante la energía nuclear -hasta UGT pidió ayer la prórroga de la central-, someterá a la prueba del algodón la palabra electoral del propio Zapatero y de paso evidenciará su sometimiento o no al, como se ha visto estos días, todopoderoso lobby económico-político-mediático del átomo. Y todo apunta a que el resultado final volverá a ser «un regalo a las eléctricas».

Tres días

La ministra española de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, una de las interpeladas ayer sobre Garoña, respondió a los periodistas que el Ejecutivo del PSOE y la ciudadanía conocerían el informe del CSN «en tiempo real, casi al mismo tiempo que el Gobierno»

Eguzki tilda la actuación del CSN de «auténtica mascarada»

A la espera que el Consejo de Seguridad Nuclear emitiera su informe sobre la planta burgalesa de Garoña, Eguzki tildó, en rueda de prensa, la actuación del propio CSN de «auténtica mascarada». «Por su composición, antecedentes y presiones a las que está sometido, en ningún caso podría plantear un dictamen vinculante que supusiese de facto el cierre de la central nuclear» señaló Alberto Frías, portavoz de Eguzki. La composición de este consejo no es «absolutamente técnica» explicó Frías, ya que en él participan varios representantes políticos -dos del PP, otros dos del PSOE y otro de CIU-.

Por esta razón, desde este movimiento ecologista, preguntaron, directamente, al PNV «qué piensa de que su socio en las elecciones europeas -CIU- vaya ser quien de carta de naturaleza para que Garoña siga funcionando».

Los antecedentes de las 171 grietas de la vasija del reactor de la central nuclear de Zorita, o de otros relacionados con Garoña, «hacen pensar que si verdaderamente el CSN cumpliese sus funciones de vigilancia y fiscalización del estado de la planta ésta debería haber estado cerrada hace mucho tiempo», valoró Frías. La decisión, «aunque estén esperando al último minuto, ya está tomada hace mucho tiempo y las empresas eléctricas van a ganar» sobre los compromisos de los partidos políticos y la voluntad popular mayoritaria.

Una vez emitido el informe, el «balón estará en el tejado de Zapatero» indicó el portavoz de Eguzki, y «no queremos que se escude en él». Si Garoña sigue abierta a partir del 5 de julio, será una «imposición de los lobbies nucleares sobre el Gobierno español» por encima de la voluntad de la ciudadanía.

Z.E.

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