Le llegó la hora de la verdad al Alavés. El partido en el que se juega prácticamente el todo o la nada, no sólo como equipo, sino también a nivel de club. Un descenso a Segunda B puede ser la puntilla para una entidad cuya fragilidad económica es palpable y que necesita mantenerse en la categoría si quiere seguir teniendo un cierto nivel de ingresos que garanticen su continuidad. Lo contrario sería un total descalabro.

Además, los babazorros están obligados a conseguir un resultado que les permita adelantar al Celta en la tabla, pues las dos últimas jornadas -maletines aparte- parecen a priori bastante menos complicadas para ambas escuadras, que se presentan como los dos conjuntos a disputar la última plaza de la salvación, pues será muy difícil que Las Palmas y el trío que forman Albacete, Huesca y Córdoba se compliquen la vida.

Precisamente, si los isleños ganan en el estadio cordobés y los arabarras hincan la rodilla en tierras gallegas se certificaría matemáticamente el descenso, algo que nadie espera. Más bien al contrario, los 650 hinchas vascos que se desplazarán hasta Balaídos desean ser testigos directos de la reacción de su equipo, que está obligado a ganar por dos goles para superar a los celtiñas.

Javi López podrá contar con todos sus efectivos, después de que la última sesión celebrada en A Madroa se desarrollara sin problemas físicos de ningún tipo. En principio, en el 4-2-3-1 que alineará el técnico babazorro se incluirán dos novedades: Llorente ocupará el lateral izquierdo y Garro entrará en el doble pivote.

Por su parte, el Celta convocó a Dinei por si Disciplina Deportiva acepta la suspensión cautelar solicitada por la escuadra viguesa. Es en el apartado ofen- sivo donde Eusebio Sacristán tiene más problemas, ya que a la ausencia del carioca hay que añadir la de Kamel Ghilas.

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