Lo de Rafa Nadal no fue casualidad. Tras batir al número uno del mundo en octavos de final y a Nikolay Davidenko en cuartos, Robin Soderling hizo lo propio ayer con Fernando González -6-3, 7-5, 5-7, 4-6 y 6-4-, consiguiendo el billete para su primera final del Grand Slam.

Allí le espera el reto definitivo, personificado por un Roger Federer que por fin se ve liberado de la sombra de Nadal. El suizo se impuso ayer, no sin ciertos apuros, a Juan Martín del Potro -6-3, 6-7, 6-2, 1-6 y 4-6-, el penúltimo escollo antes de lo que significaría su primer triunfo en Roland Garros. El único torneo del Grand Slam que todavía no ha obtenido el suizo y en el que acumula tres finales consecutivas perdidas; todas ellas, cómo no, ante Nadal.

«El camino es todavía muy largo -reconocía Soderling tras su victoria ante González- porque me falta por disputar el partido más difícil de todos». Un choque para el que el sueco, número 23 del mundo y que nunca había llegado tan lejos sobre tierra batida, se marca dos objetivos: «Recuperarme del esfuerzo» que supusieron los cinco sets de la semifinal, y «mantener la calma» que, en buena medida, se está convirtiendo en la base de su éxito.

Entre rusas

Un duelo entre tenistas rusas, por otra parte, dirimirá hoy el torneo en su sección femenina. La número uno, Dinara Safina, busca su primer gran título, después de que en 2008 cayera en la final de Roland Garros y este año también finalizara en Australia como subcampeona.

Sí conoce las mieles del éxito su rival Svetlana Kuznetsova, séptima en el ranking, vencedora del US Open en 2004 y semifinalista en París hace tres años.