Ramón Cotarelo ha dicho que somos unos granujas y unos correveidiles de pistoleros (sic). Y hace falta mucho valor para decir eso, puesto que si realmente fuéramos unos granujas y unos correveidiles de pistoleros, Cotarelo correría un grave peligro al decirlo públicamente. Porque no solo nos ha insultado, sino que nos ha puesto, a quienes participamos en el proyecto II-SP y a nuestros allegados, en el punto de mira de los matones fascistas. Y los granujas correveidiles de pistoleros que se sienten amenazados son muy peligrosos. Y Cotarelo, como el sagaz politólogo que es, lo sabe. Por lo tanto, si realmente cree que somos unos granujas correveidiles de pistoleros, Cotarelo tiene que ser muy valiente para decirlo.

Hay otra posibilidad, pero es demasiado atroz como para contemplarla siquiera. Porque la otra posibilidad es que Cotarelo sepa perfectamente que no corre ningún peligro, que no vamos a ir corriendo a decirle nada a ningún pistolero (...) si Cotarelo se siente a salvo porque confía en nuestra superioridad moral y sabe que no vamos a responder con violencia a sus intolerables injurias, entonces Cotarelo es una rata de cloaca de la misma calaña que quienes, desde el poder, dijeron que había pruebas de que II-SP era una tapadera de ETA sabiendo mejor que nadie que no había tales pruebas. Y la posibilidad de que Cotarelo, un politólogo ilustrado y supuestamente independiente, un colaborador del mismo diario en el que yo publico mis artículos científicos, sea una rata de cloaca de la misma calaña que los responsables y los herederos de los GAL, es demasiado atroz como para contemplarla siquiera. Prefiero pensar que Cotarelo es un valiente. Tan valiente, por lo menos, como Rosa Díez o Fernando Savater.