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A la final de la ACB

La gran teoría de la acción-reacción

El Baskonia, con un gran Teletovic, resurgió de sus cenizas y cimentó la victoria desde la anulación de Louis Bullock y Felipe Reyes.

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TAU BASKONIA 89

REAL MADRID 80

Koldo AKORDARREMENTERIA | GASTEIZ

Quedaba un minuto para el final, el Baskonia vencía por una renta de 8 puntos, y enfrente estaba el Real Madrid. En otras circunstancias, la tranquilidad para disfrutar de una victoria placentera hubiera sido la nota predominante. Pero un impulso masoquista incitaba a echar la vista atrás para flagelarse con uno de los episodios más oscuros -aquel que acabó de un plumazo con la primera era Ivanovic- que se guardan en la retina de los seguidores baskonistas.

Pero no podía volver a suceder. Por mucho que se diga y se insita en que la historia se repite, ayer el destino debía devolver al Tau el premio que le quitó de las manos. Aún se recuerdan los gestos victoriosos de un Luis Scola, que eufórico por la cercanía de la victoria cantaba «campeones, campeones» en el banquillo, y que pronto se deshizo en llantos. Pero no. El premio en juego era inferior -esta vez era el pase a la final, y en aquel entonces era la victoria liguera-, pero el orgullo era más grande que entonces.

El partido comenzó de la mejor manera posible para los baskonistas, ya que Louis Bullock, una de las amenazas exteriores más incisivas del conjunto merengue, cometió dos inexplicables faltas en los primeros 30 segundos que le llevaron al banquillo; lugar del que no salió hasta bien entrado el segundo cuarto. Un primer parcial de 7-0 invitaba al optimismo, siempre prudente.

Como no podía ser de otra manera, la temperatura subía con cada acción que sucediera en la pista. Una falta, una canasta, una protesta... cualquier cosa se convertía en la chispa que desencadenaba la furia, o la alegría, de todo el pabellón. Y es que, para pena de todos aquellos que sufren de problemas cardíacos, el primer tramo del encuentro deparó una intensidad, y una igualdad, que no se habían olido en los dos partidos anteriores.

El Baskonia, con Splitter y Rako como metralletas, sumaba puntos con cierta solvencia, pero sus desajustes defensivos hacían que el Madrid encestara con más facilidad de la que debe permitir el equipo de Ivanovic. Las ayudas llegaban tarde y valía un bloqueo a McDonald o Splitter para que algún jugador del Madrid quedara en ventaja, y pudiera anotar plácidamente. La igualdad que había sobre el parquet se trasladaba al marcador (20-20).

El segundo cuarto despertó todos los fantasmas en Zurbano. Y es que la pasividad en defensa fue en aumento, y la sensación de estar viviendo un déjà vu -en referencia al horrible partido que hicieron en Madrid el jueves- inquietaba aún más a la afición blaugrana. Ni la incorporación del eléctrico Lucas consiguió desatascar el ataque baskonista, y el Madrid llegó por delante al descanso: 35-37.

Ivanovic varió el quinteto en cancha, buscando el indispensable equilibrio entre defensa y ataque que hace falta para vencer a un equipo tan consistente como el madrileño. Pronto encontró la tecla. La irrupción en el partido de Teletovic y San Emeterio -que hasta entonces no había disputado ni un solo segundo-, desatascó el renqueante ataque de los alaveses, y no sólo eso.

Ambos inyectaron el carácter necesario para subir un grado la intensidad de la defensa, y conseguir así un sinfín de opciones positivas. Ese plus que metió la pareja bosnio-cántabra redujo la sangría que hasta ese momento se sufría en el rebote, e imprimió al Tau una marcha más; esa sexta velocidad con la que el Baskonia no tiene rival. Pero aún no era suficiente.

Todos a una

Y entonces llegó el último cuarto. El momento más decisivo de la temporada; el instante donde cada uno debía justificar su ser en el equipo -alguno, claro, en pos de agrandar su caché-. El quinteto de lujo volvió a carburar y nadie falló.

Prigioni marcó el tempo que más se ajustaba a las necesidades. Splitter se fajó bajo los aros hasta sacar la quinta a Reye, y en ataque metió los tiros libres decisivos. Rakocevic justificó su nombramiento como máximo anotador de Liga y Euroliga, y jugó con esa paciencia que a veces le ha faltado. Mickael mostró de nuevo su carácter competitivo y luchó lo indecible. Y Teletovic -tan cuestionado últimamente-, se convirtió en el desatascador final con cuatro triples y dio al equipo la llave para disputar la final de la ACB. Visto lo visto, no está nada mal.

EL OTRO FINALISTA

Después de que el Unicaja empatara la eliminatoria y forzara el tercer partido contra el Barcelona, hoy disputarán catalanes y andaluces la plaza vacante para la final, a partir de las 19:00. El primer partido de la final será el jueves,11 de junio, en Zurbano.

Dusko Ivanovic: «Hemos tenido paciencia, y hemos sabido esperar con tranquilidad nuestras opciones».

Dusko Ivanovic cumplió ayer su partido número 400 en ACB. Tuvo que ser un periodista el que le recordara tan excelente número. Su primera etapa en el Baskonia finalizó tras aquel encuentro contra el Real Madrid que marcó un antes y un después en la entidad de Querejeta. Una derrota de la que no se avergüenza en absoluto, y de l aque habla cómo una gran lección que le dio el basket. «Son cosas del pasado, cosas del club, y de mi persona. Pero también son derrotas que hacen más fuerte a un club». También mencionó ese tema Josean Querejeta, quien dijo que «lo que el deporte te quita ahora, te lo da más tarde».

El entrenador montenegrino no dudó un instante en cargar con todas las culpas de la dolorosa derrota del jueves pasado. «Mi idea es que cuando un equipo gana, el mérito es de los jugadores, porque son ellos quienes llevan a la práctica lo entrenado. En cambio, las derrotas son culpa del entrenador, por haber entrenado mal, o no haber buscado otra táctica», insistió.

Según sus palabras, el partido de ayer lo preparó mejor que el del jueves. «Esta vez hemos tenido paciencia. Hemos ido por delante, por detrás, empatados... pero hemos tenido una buena cualidad, y hemos esperado con tranquilidad nuestras opciones».

Y claro, no podía faltar la pregunta de rigor sobre la defensa, el aspecto estrella en todas las comparecencias del técnico baskonista. «A pesar de los rebotes que se nos han escapado en el primer tramo, en general estoy contento con la defensa del equipo».

Pero tampoco quiso olvidar el protagonismo de otro de los actores principales del partido de ayer. «Agradezco al público el ánimo que nos han insuflado». Y es que la hinchada gasteiztarra, a pesar de haber vivido el partido con un oído puesto en Balaídos y otro en la semifinal de la ACB, respondió en masa y fue un incómodo martilleo para los intereses de los madrileños. K.A.

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