Primer pleno ordinario en el Parlamento de Gasteiz y sobre la mesa una cuestión de actualidad: el cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña. La propuesta de Eusko Alkartasuna demandando que no se prorrogue su licencia de explotación fue finalmente aprobada por todos los grupos salvo PP y UPyD. Éstos se mostraron partidarios de seguir el dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear, que recomienda permitir que siga activa otros diez años si acomete importantes inversiones en mejoras de seguridad.

El pronunciamiento final de la Cámara fue fruto de un acuerdo entre EA, EB y PSE, partido que ha puesto mucho interés en mostrar su posición contraria a la continuidad de Garoña.

Sin embargo, el Parlamento de Gasteiz carece de cualquier competencia sobre el futuro de la central nuclear. La prórroga de su licencia o su cierre depende de una decisión que el Gobierno español debe adoptar antes de un mes.

Por lo escuchado en el debate, el PSE da por hecho que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero actuará conforme a lo exigido por el Parlamento autonómico. Corría ya el turno de réplicas cuando el parlamentario de Ezker Batua, Mikel Arana, dijo esperar «que finalmente se cierre la central nuclear de Garoña y que el presidente del Gobierno, Zapatero, atienda no sólo a esta Cámara, sino también a la mayoría de la ciudadanía vasca, y desde luego a la gran mayoría de sus propios votantes. Aunque tenemos que decir que las declaraciones de los últimos días nos están generando en Ezker Batua cuanto menos un cierto sentimiento de intranquilidad [con] este sí, no, pero, bue- no, ya veremos...»

Inmediatamente después tomó la palabra la portavoz del PSE, Natalia Rojo, quien comenzó asegurando que no entendía la intranquilidad del portavoz de EB, porque «el señor Zapatero en ningún momento ha dicho `sí, bueno, ya veremos'. Le voy a leer la frase textual que dijo en el Congreso de los Diputados hace sólo dos días: `Lo que puedo asegurar una vez más es que voy a cumplir el programa electoral'».

Antes de concluir su turno de réplica, Natalia Rojo volvió a pedir a Mikel Arana que «no dude» sobre cuál será la decisión final del Gobierno español, concretada en la frase que el presidente pronunció anteayer en la Cámara Baja.

Iniciativa de EA

El debate partió de una iniciativa de EA, cuyo parlamentario, Jesús María Larrazabal, proponía a la Cámara «reiterar su oposición a la prórroga de la licencia de explotación de la central nuclear de Garoña y exigir su cierre definitivo»; y, además, «instar al Gobierno del Estado a que no renueve la licencia de explotación y se proceda a su cierre definitivo».

La propuesta original exigía además al Gobierno de Lakua un pronunciamiento claro al respecto, pero de acuerdo con el PSE (que alegaba que hasta por tres veces se ha posicionado ya el Ejecutivo de López por el cierre) y con EB, el tercer punto quedó redactado de la siguien- te manera: «Instar al Gobier- no Vasco a colaborar en la elaboración de planes sociales y económicos que deben acompañar al cierre de la central, así como a mantener cauces de diálogo con el Gobierno de España, como instancia competente, y con las demás administraciones implicadas, para dar solución al problema, con el fin de transmitir a la ciudadanía una información transparente respecto al proceso».

Adición de Aralar

Los tres puntos referidos fueron aprobados por 59 votos a favor (PNV, PSE, Aralar, EA y EB) y 14 en contra (PP y UPyD). Faltaron dos parlamentarios: el lehendakari, Patxi López, y la ex presidenta de la Cámara y eurodiputada electa, Izaskun Bilbao. Llamó la atención que la votación tuviera que ser repetida porque dos parlamentarios no consiguieron activar debidamente el sistema. La presidenta, Arantxa Quiroga -que ayer dio la palabra en euskara a los portavoces- les ofreció una segunda oportunidad.

A continuación, fue sometida a votación una enmienda de adición propuesta por Aralar, en la que se instaba al Gobierno español a ir sustituyendo la energía nuclear por otras más seguras y a desarrollar una política de energías renovables en función de las necesidades existentes y evitando los excesos. Esta enmienda también fue aprobada con el apoyo de PSE y EB, mientras que PNV, EA y UPyD se abstenían. El PP votó en contra.

Los límites del debate

El debate sobre la necesidad de cerrar o no la central nuclear de Garoña se produjo en los términos más o menos conocidos entre partidarios y detractores de la medida, con la significativa condición de que tan sólo el PP defendió la continuidad de la central nuclear, apoyándose en el reciente informe del Consejo de Seguridad Nuclear.

Algunos grupos, incluido el PSE, marcaron la posición de que el cierre de Garoña trasciende a su propia seguridad y guarda también relación con el modelo energético sobre el que se quiere apostar.

Tanto Aralar como Ezker Batua habían planteado la cuestión del modelo en la sesión, y el PNV se apresuró a intentar dejar claro que el debate de ayer en la Cámara se ceñía exclusivamente al futuro de Garoña. Su portavoz, Norbero Aldaiturriaga, afirmó que éste «no es un debate sobre energía nuclear sí o energía nuclear no. Tampoco es un debate de energía nuclear frente a energías renovables, aun cuando es cierto que puede tener ese trasfondo y todos los grupos han hablado de ello». Y añadió que «cada grupo tiene su propia política en la materia, con sus respectivos matices y lo estamos oyendo a lo largo de la mañana».

También Jesús María Larrazabal, de EA, afirmó preferir limitar el debate al problema de Garoña, dejando para más adelan- te la posibilidad de profundizar en el modelo energético. Aclaró, en cualquier caso, que en su partido «no hay un apriorismo antinuclear».