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Merce Cunningham deja bien atado el «legado vivo» de su arte

A sus 90 años, el coreógrafo Merce Cunningham ha logrado mantenerse a la cabeza de la vanguardia de la danza contemporánea y este «Nijinsky» americano acaba de fijar la que será la hoja de ruta de su compañía y de su legado cuando él ya no esté.

Luis DE LA TORRE | NUEVA YORK

La compañía de Merce Cunningham, al que muchos definen como el coreógrafo vivo más importante del mundo, cerrará dos años después de que el artista fallezca o bien no pueda dirigirla. Cunningham, que cumplió 90 años el pasado abril, quiere que su compañía esté preparada, por lo que ha decidido que, cuando llegue ese momento, sus bailarines se embarquen en una gira mundial de dos años tras la que el grupo deberá disolverse. Este es uno de los puntos del «Living Legacy Plan» (Plan de legado vivo), una hoja de ruta que la compañía y la fundación que llevan su nombre deberán seguir para cuidar su herencia artística y los derechos de autor que se desprendan de ella.

«Siempre he tenido en mente el movimiento físico del ser humano», dijo Cunningham esta semana. Desde su silla de ruedas, en el West Village de Nueva York, el legendario coreógrafo continúa dirigiendo su compañía de ballet, fundada en 1953 como un laboratorio de movimiento abierto a la innovación. Los catorce bailarines permanentes de la compañía dibujan con sus cuerpos arcos en el espacio, se paran para experimentar nuevos movimientos, en los que la creatividad individual es importante, incluso aunque se excluya la improvisación.

La originalidad de Cunningham consiste en que su danza no expresa sentimientos ni situaciones, sino que busca la belleza del movimiento puro. «La carrera de Merce se caracteriza por un constante deseo de cruzar fronteras y explorar nuevas ideas», dice Trevor Carlson, director ejecutivo de la Fundación de Danza Cunningham.

Nacido en 1919 en Centralia, en el estado de Washington, Merce Cunningham estudió ballet en Seattle antes de convertirse, entre 1939 y 1945, en el bailarín principal de la compañía de la pionera Martha Graham. En 1944 se produjo el encuentro que marcó su vida y su arte: realizó su primer espectáculo propio, con música del compositor John Cage, que fue su compañero hasta su muerte en 1992. Desde la creación de la compañía de danza que lleva su nombre, Cunningham ha firmado más de doscientas coreografías que han recorrido el mundo y le han hecho famoso. Su última creación, «Nearly Ninety» (Casi 90), es un espectáculo de 90 minutos con una banda sonora compuesta por guitarras eléctricas y efectos de ruido industrial, compuesta por el grupo de rock del ex Led Zeppelin Paul Johnes.

Según Trevor Carlson, la idea del «Plan de legado vivo», que plantea el futuro de la obra del coreógrafo, es intentar evitar el destino sufrido por la compañía de Martha Graham, que terminó en sórdidas batallas legales después de la muerte de la coreógrafa en 1991.

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