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Los primeros resultados oficiales dan la victoria a Ahmadinejad

Los primeros datos ofrecidos por el Ministerio del Interior iraní, que correspondían al recuento del 47% de los votos, daban una amplia mayoría al actual presidente, Mahmud Ahmadinejad. Hasta las 0.20 hora local, habían contado 16.112 urnas, en las que, según el Centro Electoral Nacional, habría obtenido 10.230.478 votos. Poco antes de que se hicieran público estos resultados, tanto Ahmadinejad como su rival, Hussein Mussavi se atribuyeron la victoria.

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Una participación «sin precedentes» y un recuento casi en tiempo récord. Los primeros datos difundidos por el Ministerio de Interior iraní daban una amplia mayoría al actual presidente, Mahmud Ahmadinejad, que, con el 47% de los votos escrutados, habría logrado el 67,7%.

En una comparecencia ante los medios, el director del Centro Electoral Nacional, Kamran Daneshyu, explicó que en las 16.112 urnas escrutadas hasta las 0.20 hora local, había logrado 10.230.478 votos.

Ahmadinejad cuenta con la movilización de las clases populares, sobre todo de las inmensas barriadas del sur de Teherán y del Irán rural. Cultivando su imagen de «hombre de pueblo», hizo cola durante 40 minutos para votar en un barrio del sudeste de la capital.

Su rival más directo, Hussein Mussavi, apoyado tácticamente por los conservadores, habría obtenido el 34% con 4.628.912 votos. Tras despositar su voto en un colegio electoral de Teherán, afirmó en declaraciones a los medios que esperaba una derrota de Ahmadinejad como castigo por la crisis que sacude Irán, y le responsabilizó del bloqueo impuesto por Occidente.

Éste no tardó en contestar acusando a Mussavi de liderar una triple alianza, la de su pasado como primer ministro entre 1981-1999, los reformistas del ex presidente Jatami y el «corrupto» Hashemi Rafsanyani.

Denuncias de Mussavi

Poco antes de que se difundieran los primeros resultados, tanto uno como otro se atribuyeron una holgada victoria.

Mussavi aseguró incluso que había logrado el 60% y denunció que algunos de sus representantes no fueron autorizados a presentarse como observadores y que muchos ciudadanos no pudieron ejercer su derecho al voto. «Hay mucha gente que se ha quedado en la calle. Sabemos de centros electorales que pese a la ampliación del horario, fueron cerrados», remarcó.

Los otros dos candidatos, el conservador Mohsen Rezai y el reformador Mehdi Karubi se habrían quedado en sólo el 1,72% y el 0,85%.

La jornada electoral estuvo caracterizada, sin duda, por al alta participación, que calificaron de masiva. El cierre de las urnas, previsto para las 18.00 hora local, tuvo que ser retrasado dos horas.

En Husseinieh Ershad, una gran mezquita en el centro de Teherán, más de un centenar de personas hacían cola una hora antes de la apertura de las urnas. Una hora después de abierto el colegio, se contaban en la cola más de 700 personas.

«Acabo de llamar a mi marido y a mis hijos para que vengan cuanto antes a votar, si vienen más tarde tendrán que esperar horas», se temía Mahine, una iraní de 46 años de edad. En el colegio electoral de la escuela Shahadayeh Resaneh, en el centro de Teherán, su directora Sakineh Shirlarab señalaba que hace cuatro años «votaron 700 personas. A esta hora (por la mañana) ya lo han hecho 560 y cientos están esperando fuera».

La polarización de la campaña se palpa en las urnas

La polarización entre los dos principales candidatos era palpable en el exterior de los colegios electorales. «Yo voy a votar por Ahmadinejad, porque es el más competente», aseguraba Ayub Mehrabi, un joven funcionario de 28 años.

«Yo vengo del sur (donde se encuentran las barriadas populares) pero voy a votar por Mussavi. Mi marido ha perdido su empleo y nuestros ingresos no llegan a 2 millones de rials (200 dólares) al mes», señalaba, por contra, Saadat Mir-Ebrahimi, una peluquera de 43 años que asegura que en 2005 apoyó a Ahmadinejad.

«La prioridad es el empleo, la inflación, el alquiler, que los jóvenes se puedan casar y, evidentemente, la libertad de expresión», declaraba Haleh Alizadeh, una joven azafata de vuelo que votó en uno de los barrios ricos del norte de la capital.

En las antípodas, Roghieh, de 40 años, votaba en la mezquita Jameh Ershad, situada en un barrio popular del sur de Teherán. «Debemos dejar a Ahmadinejad que gobierne otros cuatro años para que termine lo que ha empezado», señalaba tajante. A medida que nos acercamos a estas inmensas barriadas el apoyo al todavía presidente crece exponencialmente.

Pero hay excepciones. «La inflación es terrible. Los matrimonios son cada vez más escasos y los jóvenes sufren la política de Ahmadinejad», lamentó Nahid, que fue a votar con su padre, Ebrahim Taghipur.

No obstante, se respiraba un aire distinto al de las zonas ricas de Teherán. «Los que apoyan a Mussavi son unos traidores», sentenció Hassan Abedi antes de votar. GARA

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